Vivimos en una cultura donde debe estar siempre ocupado, por lo que parece que cada minuto debería ser productivo, las tareas se completan y las acciones están dirigidas al resultado.
Las redes sociales y el medio ambiente también nos recuerdan constantemente que la productividad a la cabeza de la tabla (la capacidad en tales condiciones es simplemente “no hacer nada”) se percibe como pereza, debilidad o pérdida de tiempo. Pero esta es una buena habilidad que puede cambiar tu vida para mejor.
¿Por qué vale la pena aprender a “no hacer nada”?
Aquí hay algunos hechos que pueden convencer a su perfeccionista interno y adicto al trabajo de que todavía es necesario relajarse de los negocios.
El cerebro necesita reiniciar
La actividad constante agota no solo el cuerpo, sino también la mente. Todos los días nos sumergimos en el flujo de información, tareas y obligaciones, y si el cerebro no recibe descanso, entonces la capacidad de concentrarse se reduce, las decisiones son más lentamente y las ideas creativas se vuelven raras.
La información se procesa y absorbe precisamente en momentos de descanso. Cuando te permites estar inactivo, se activan las zonas responsables de la creatividad y la resolución de problemas. Es por eso que a veces las ideas más ingeniosas no vienen durante el trabajo, y cuando simplemente se siente y mira por la ventana, mira las nubes o se ducha.
Seleccione al menos diez minutos al día para “Nada”: solo siéntate, mira, piensa en nada. Con el tiempo, notará que los problemas de problemas son más rápidos y las ideas se vuelven más brillantes.
El estrés y la ansiedad se reducen
Una sensación constante de prisa y el hecho de que necesite estar ocupado, lanza la producción de una hormona del estrés: el cortisol. Si no das un descanso, el cuerpo se agota gradualmente: irritabilidad, insomnio, pensamientos inquietantes y, a veces, aparecen ataques de pánico.
Cuando te permites no hacer nada, el cuerpo y la psique se relajan: el pulso se ralentiza, la respiración se vuelve más tranquila y la mente se libera del control constante sobre las tareas. Esta es una forma natural de restaurar el equilibrio emocional.
Aumenta la productividad
Paradójicamente, la capacidad de relajarse lo hace más efectivo. Cuando duerma lo suficiente, relájese y permítete pausas, tu concentración mejora, las decisiones se toman más rápido y la energía se distribuye racionalmente.
Los períodos cortos de “nada” ayudan al cerebro a cambiar de una tarea a otra y procesar la información más profunda: esto ahorra horas sin problemas llevadas a cabo “en la máquina”.
Incluya descanso en su horario de la misma manera que las reuniones y tareas. Pruebe el método “tomate”: después de veinte minutos de trabajo, date cinco minutos de descanso completo sin teléfono, letras y hechos.
Se desarrolla la conciencia
Descansa sin un sentimiento de culpa te enseña a vivir aquí y ahora. Empiezas a notar las pequeñas cosas que solías perder: el olor a café, la sonrisa de un transeúnte, una iluminación suave en la habitación. La conciencia ayuda a disfrutar el momento, y la vida durante al menos unos minutos deja de parecer una carrera por los resultados.
Cuanto más practiques momentos de paz, más fácil será percibir la vida cotidiana sin tensión constante. Poco a poco, esto forma la capacidad de disfrutar de simple, y no solo por logros y éxitos.
Durante el resto, no encienda los gadgets: deje el teléfono en otra habitación, apague la computadora y solo mire lo que está sucediendo. Esto no es una pérdida de tiempo, esta es una capacitación de atención.
Se forman límites saludables
Cuando te permites relajarte sin culpa, enseña a otros a respetar tu tiempo. Esta es una señal de que usted mismo, su tiempo y su ritmo de la vida. Las personas a su alrededor comienzan a percibir su espacio más serio, y usted mismo aprende a decir ninguna actividad interminable y los requisitos de otras personas, sin experimentar presión interna.
Los límites saludables ayudan a no sobrecargarse, mantener la energía y evitar el agotamiento emocional. Poco a poco, esto se convierte en un hábito, no la lucha con su propia conciencia.
Cómo aprender a “no hacer nada” sin culpa
No hay una forma universal de aprender a relajarse, pero hay varios trucos probados que lo ayudarán a sentirse más cómodo cuando pase tiempo sin hacer negocios.
Ordenar la culpa para descansar
Vivimos en un mundo donde se valora la productividad, y a menudo la autoestima está directamente relacionada con cuánto tiene tiempo para hacer.
Desafortunadamente, tal pensamiento hace “nada” con una pérdida de tiempo vacía. Las redes sociales mejoran la sensación de beneficio perdido, parece que debe hacer algo todo el tiempo para mantenerse al día con los demás, y debido a esto hay una sensación de culpa.
Si sabes esto, prueba la recepción “Y qué”. Digamos, te regañas por no trabajar horas extras, en ese momento pregúntese: “¿Y qué, que no trabajo las 24 horas?” Quizás su miedo esté conectado con quien sienta sin trabajo, o cree que, en principio, no lo hace lo suficiente.
Cuando comprende qué causa exactamente la culpa, puede trabajar con esto: a través de la psicoterapia, mantener un diario o experimentos con diferentes tipos de relajación. Esto ayuda a relajarse para convertirse en una fuente de estrés verdaderamente útil en lugar de una nueva.
Dar un lugar para emociones complejas
A veces, la ansiedad, el estrés o la tristeza interfieren con la relajación, porque usa empleo para no enfrentar sentimientos difíciles. Es mucho más fácil continuar haciendo algo que detenerse y lidiar con lo que hay dentro.
Pero si no te das tiempo para las emociones, entonces pierdes la plenitud de la vida. Joy, dolor, ira: todo esto puede pasar si estás ocupado todo el tiempo.
Intenta notar tus sentimientos. Aquí estás sentado en el sofá, y de repente hay ansiedad o tristeza, admítelo, diciendo: “Ahora estoy ansioso, estoy triste y solo”. Esto no resolverá el problema de inmediato, pero ayudará a no huir de los sentimientos y le permitirá relajarse mejor con el tiempo.
Repensar “tiempo para usted”
Cuando simplemente estamos presentes en el momento y no hacemos algo, nos mostramos mejor. Durante su descanso, mira y se comporta de la manera que desee, y no como un empleado cansado y sobrecargado.
Piense en cómo quiere comportarse para los demás y para usted. Quizás quieras estar más tranquilo con los niños, menos irritables con una niña o menos estrés en el trabajo. Ahora piense en lo que le ayuda a relajarse, por ejemplo, un paseo por el parque, leer, una hora tranquila sola, y hacerlo una prioridad. El tiempo de inacción no es egoísmo, sino una inversión en sí misma.
Hacer unas vacaciones más estructuradas
Si es difícil para usted sentarse, puede probar un ejercicio corto o un ejercicio de respiración para calmar la mente. Las prácticas estructuradas dan la sensación de que estás “haciendo algo”, pero al mismo tiempo relájate.
Y lo más importante, no se evalúe a sí mismo: si los pensamientos de vez en cuando cambian a los asuntos de trabajo, simplemente repite a usted mismo algo como “Todavía estoy aprendiendo a no hacer nada” o “Esto es lo mejor que puedo hacer ahora”.
Haz lo que trae placer
El descanso no es necesariamente sentarse. Lo principal es disfrutar de lo que estás haciendo. Concéntrese en lo que realmente le gusta, y no en lo que otros dirán.
Puede ser un postre favorito, quince minutos de juegos con un niño, leyendo un libro, presta toda su atención a esto quitando el teléfono y tratando de distraer de pensamientos extraños.
Cuando el tiempo libre está dirigido a placeres reales, y no al perfeccionismo o a las expectativas sociales, se hace más fácil relajarse. Estás completamente presente en el momento, y esto consolida el hábito de relajarse. Cuanto más practiques esto, más natural “Nada no es nada” se vuelve.