Hoy en día, un estilo de vida saludable se ha convertido en parte del día a día de muchos hombres.
Deportes, nutrición adecuada, control de peso: todo esto ayuda a mantener el cuerpo y el espíritu en buena forma.
Las vitaminas y los suplementos dietéticos parecen una herramienta indispensable en este proceso: prometen fortalecer el sistema inmunológico, mejorar el bienestar y reponer las deficiencias nutricionales. Pero aquí hay una sutileza que pocas personas tienen en cuenta: demasiado no significa mejor.
Aquí hay ocho cosas que pueden suceder si se excede con los suplementos de vitaminas y minerales.
1. Daño hepático y renal
El primer riesgo, y quizás el más grave, es la tensión sobre el hígado y los riñones. Tus órganos internos filtran y procesan todo lo que ingiere.
Las vitaminas liposolubles A, D, E y K son especialmente peligrosas en dosis elevadas porque se acumulan en el hígado y los tejidos grasos.
Por ejemplo, demasiada vitamina A puede provocar algo llamado hipervitaminosis; los síntomas incluyen náuseas, dolores de cabeza, dolor en las articulaciones e incluso daño hepático.
Casi lo mismo puede decirse de la vitamina D: una sobredosis aumenta el nivel de calcio en la sangre, lo que sobrecarga los riñones y puede provocar la formación de cálculos.
Incluso los suplementos con minerales “seguros” como el zinc o el selenio comienzan a actuar de forma tóxica en grandes dosis. Por lo general, podrá sentir los primeros signos al cabo de unas pocas semanas si toma una dosis varias veces superior a la recomendada.
2. Problemas con el tracto gastrointestinal.
Si se toman vitaminas en comprimidos o cápsulas sin alimentos o en grandes cantidades, esto casi siempre afecta al tracto gastrointestinal. Los síntomas más comunes son náuseas, diarrea, dolor abdominal e hinchazón.
Por ejemplo, el hierro es un mineral que a menudo se recomienda a los hombres para obtener energía y apoyo sanguíneo. Pero una sobredosis de este oligoelemento puede provocar calambres graves, vómitos e incluso hemorragia estomacal.
Las vitaminas B tampoco son inofensivas en grandes dosis: cantidades excesivas de B6 pueden causar entumecimiento en las extremidades y disminución de la sensibilidad, y B3 (niacina) puede causar enrojecimiento severo de la piel y dolor de estómago.
Y cuantos más suplementos mezcle, mayor será la probabilidad de que su estómago le diga “para” antes de que los beneficios sean mayores.
3. Mayor riesgo de enfermedad cardiovascular
Sorprendentemente, una sobredosis de vitaminas también puede afectar al corazón, especialmente calcio y vitamina D.
Si los niveles de calcio en la sangre son demasiado altos, se pueden formar microcalcificaciones en los vasos sanguíneos, lo que aumenta el riesgo de hipertensión, arritmias cardíacas e incluso ataques cardíacos.
Algunas investigaciones sugieren que el consumo excesivo de antioxidantes, como las vitaminas E y C, también puede alterar el equilibrio de los radicales libres y las defensas antioxidantes. Como resultado, esto puede aumentar el estrés oxidativo, que afecta negativamente a los vasos sanguíneos.
Es decir, crees que estás protegiendo tu corazón, pero en realidad lo estás sobrecargando con “extras” innecesarios.
4. Desequilibrio de otras vitaminas y minerales
Cada vitamina y mineral trabaja en estrecha colaboración con los demás. Una sobredosis de uno de ellos puede provocar una deficiencia del otro.
Aquí hay un ejemplo: demasiado zinc reduce la absorción de cobre y demasiado calcio interfiere con la absorción de magnesio y hierro. Las consecuencias de esto son debilidad, fatiga, alteración del sistema nervioso e incluso deterioro de la densidad ósea.
Lo mismo ocurre con las vitaminas A y D: un exceso de una puede alterar el metabolismo de la otra, lo que altera el equilibrio hormonal y el funcionamiento de los órganos internos.
Por lo tanto, el enfoque de “más es mejor” no funciona aquí. Es importante no sólo tomar suplementos, sino también controlar su dosis y proporción bajo la supervisión de un médico.
5. Aumento de la fatiga y el nerviosismo.
Paradójicamente, demasiadas vitaminas pueden provocar fatiga, irritabilidad y nerviosismo.
Por ejemplo, una sobredosis de B6 puede provocar daños en las terminaciones nerviosas; esto se manifiesta por entumecimiento de los dedos, debilidad en brazos y piernas y dificultad para mantener el equilibrio. El exceso de magnesio a veces provoca sensación de somnolencia y demasiada vitamina C puede provocar insomnio debido a la estimulación del sistema nervioso.
6. Efectividad reducida de los medicamentos.
Si toma medicamentos al mismo tiempo que vitaminas, existe riesgo de interacciones. Algunos suplementos mejoran o debilitan los efectos de los medicamentos.
Por ejemplo, la vitamina K reduce el efecto de los anticoagulantes, medicamentos anticoagulantes. La vitamina E puede aumentar el sangrado cuando se toma aspirina o warfarina, y el omega-3 en dosis altas también diluye la sangre, lo que aumenta el riesgo de sangrado por lesión o cirugía.
En otras palabras, puede pensar que las vitaminas ayudan al cuerpo, pero en realidad pueden interferir con el tratamiento de enfermedades graves.
7. Problemas con huesos y articulaciones.
Aunque el calcio y la vitamina D se consideran clave para la salud ósea, demasiados pueden ser peligrosos.
Demasiado calcio en la sangre puede hacer que los huesos se mineralicen menos, haciéndolos menos elásticos y, a largo plazo, aumentando el riesgo de fracturas.
Algunos suplementos para las articulaciones como la glucosamina y la condroitina pueden provocar inflamación y dolor en dosis elevadas.
8. Efectos psicológicos y sentimientos de dependencia
No subestimes el aspecto psicológico: cuando tomas vitaminas a diario, especialmente en grandes dosis, surge la ilusión de que el cuerpo está protegido de cualquier problema.
Esto provoca varios efectos desagradables. En primer lugar, puede aparecer un sentimiento de dependencia: piensas que sin suplementos no podrás funcionar con normalidad. En segundo lugar, puede depender de pastillas en lugar de alimentos nutritivos ricos en vitaminas naturales, y esto es perjudicial para su salud. Y finalmente, surge un desequilibrio psicológico, porque el control constante sobre la dosis y la ansiedad sobre si tomaste todos los medicamentos previstos aumentan el estrés.
Como resultado, los beneficios de las vitaminas se ven contrarrestados por los problemas psicológicos y este no es en absoluto el resultado que deseaba obtener.