La soledad puede pasar desapercibida: parece que hay gente alrededor y hay comunicación, pero falta algo.
No hay un sentimiento de cercanía real, no hay un amigo al que puedas llamar en medio de la noche y decirle: “Me siento mal”.
Muchas veces pensamos que la razón está en los demás: cada uno tiene sus propias preocupaciones, la gente es egoísta, nadie valora la sinceridad, pero a veces nosotros mismos, sin siquiera darnos cuenta, construimos muros invisibles a nuestro alrededor.
Pero la buena noticia es que los comportamientos que contribuyen a esto se pueden cambiar. Y cuando empiezas a notarlos, ya estás dando el primer paso para hacer tu vida más llena de acontecimientos y llena de seres queridos. Aquí hay algunos hábitos que hacen que tengas conocidos pero no amigos cercanos.
1. Demasiada autosuficiencia
Es común en la sociedad admirar a las personas que hacen todo por sí mismas, pero la autosuficiencia excesiva puede jugarte una broma cruel.
Si nunca pides ayuda, la gente eventualmente dejará de ofrecértela. Ven que puedes manejar las cosas por tu cuenta y no quieren imponerse, por lo que tienen la impresión de que eres inaccesible y que no necesitas a nadie.
A menudo, las raíces de este hábito están en el pasado: alguien alguna vez violó su confianza, ahora le resulta más fácil confiar solo en usted mismo. Pero si lo piensas bien, cualquier amistad sólida se basa en un intercambio de apoyo.
Cuando permites que otra persona te ayude, se siente necesaria y esta es una base importante para la intimidad. La próxima vez que las cosas se pongan difíciles, intente pedir ayuda con las cosas más pequeñas. Para usted esto puede ser una nimiedad, pero para otra persona es una oportunidad para demostrar su valía y convertirse no solo en un conocido, sino en un amigo cercano.
2. Comunicación inconsistente
El mundo moderno ha hecho que la comunicación sea más fácil que nunca gracias a la mensajería instantánea y las redes sociales. Pero a pesar de esto, muchas personas se comportan de manera inconsistente: desaparecen durante una semana o dos, luego responden a los mensajes después de tres días o esperan a que otros tomen la iniciativa.
Este comportamiento da lugar a la sensación de que no se puede confiar en usted, por lo que la comunicación se reduce gradualmente a nada.
La amistad no es la cantidad de mensajes, sino regularidad y sinceridad. Si escribes un breve “¿Cómo estás?” y escuchar la respuesta significa algo más que conversaciones raras pero largas. Es importante demostrar que te importa si quieres hacer amigos de verdad y no sólo personas con las que puedas charlar ocasionalmente.
Pruebe una regla simple: si piensa en una persona, escríbale. Tardará un par de minutos, pero será un gran paso hacia la intimidad.
3. Miedo a la vulnerabilidad
Cuando tienes miedo de mostrar tus debilidades, la gente sólo ve la “máscara”, y la amistad no se construye sólo sobre la imagen que tú mismo creaste.
Puede dar miedo abrirse a los demás: de repente se reirán, te juzgarán o te rechazarán, pero es en esos momentos cuando nace la verdadera confianza. Cuando compartes algo personal, la persona entiende que confías en él y esto fortalece la conexión entre ustedes.
No es necesario que reveles de inmediato todos tus secretos más íntimos; puedes empezar poco a poco: admite que estás pasando por un momento difícil en el trabajo, que estás cansado, que tienes dudas. Pequeñas cosas como ésta hacen que la comunicación sea viva y real.
4. Falta de empatía
Todos nos obsesionamos con nosotros mismos en ocasiones, como cuando nos enfrentamos a problemas en el trabajo o preocupaciones personales. Pero si siempre estás concentrado exclusivamente en ti mismo, la gente lo siente y no se esfuerza por lograr una comunicación más estrecha.
La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar del otro. No es necesario comprender completamente sus sentimientos, pero es importante al menos reconocerlos en lugar de darles consejos o ignorarlos.
La amistad es cuando te interesa no sólo hablar, sino también escuchar. Si prestas atención a las emociones de otras personas, éstas comenzarán a gravitar hacia ti porque se sienten apoyadas y comprendidas cuando estás cerca.
5. Tratar a las personas como si fueran transacciones.
A veces, sin darnos cuenta, miramos las relaciones a través del prisma del beneficio, pero esto es precisamente lo que conduce a conexiones superficiales.
La verdadera amistad no puede llamarse intercambio de servicios: se basa en la alegría del proceso mismo de comunicación. Los amigos cercanos no consideran quién le debe a quién cuánto y ayudan simplemente porque quieren.
Intenta cambiar tu enfoque: en lugar de pensar en cómo una persona puede serte útil, pregúntate qué puedes darle. Paradójicamente, así es como surgen verdaderas relaciones cercanas.
6. Armonía a cualquier precio
El deseo de evitar discusiones parece correcto, pero si siempre aceptas algo a pesar de ti mismo, eso destruye la autenticidad.
Por fuera todo parece tranquilo, pero por dentro la tensión se acumula; con el tiempo te cansas y la gente empieza a percibirte como una persona sin opinión propia.
Los desacuerdos son una parte natural de la amistad y discutirlos con respeto solo fortalecerá la relación. La verdadera intimidad sólo es posible donde hay sinceridad y no una eterna “máscara de consentimiento”.
7. Violación de la reciprocidad
Cualquier relación se mantiene en equilibrio. Si das constantemente, tarde o temprano empezarás a sentirte cansado y frustrado, y si sólo recibes, es posible que la gente empiece a evitarte.
La verdadera amistad íntima no se trata de contabilidad, sino de atención y cuidado por ambas partes. A veces apoyas, a veces eres apoyado: esto es confianza.
8. Subvalorar los pequeños actos de bondad
A menudo pensamos que el valor de la amistad se manifiesta en grandes gestos: acudir al rescate por la noche, pedir prestada una gran suma, pero en realidad la base de las relaciones se compone de pequeñas cosas.
Un cumplido, un interés sincero en los asuntos del interlocutor, ayuda en las pequeñas cosas: todo esto crea una atmósfera de cariño. Son momentos como estos los que se recuerdan y forman un sentimiento de cercanía.
Intente hacer al menos un pequeño gesto amable todos los días por alguien que conoce; con el tiempo se convertirá en un hábito y su relación se volverá más cálida y más fuerte.