Las tecnologías se han convertido durante mucho tiempo en una parte integral de nuestras vidas: teléfonos, computadoras, tabletas; sin ellas, es difícil imaginar su día.
¿Pero alguna vez pensaste cuánto nos cambian? A veces esto sucede más rápido de lo que nos damos cuenta. Aquí hay ocho señales a las que debe prestar atención.
1. Hay una dependencia del teléfono
Hoy, la mayoría de las personas tienen una alarma si el teléfono permanece en casa o se descarga. Este fenómeno incluso tiene su propio nombre: la nomofobia, es decir, el miedo a quedarse sin un móvil.
Es posible que no sepa lo que tiene, hasta que camine sin un teléfono y experimente el estrés más fuerte debido a esto.
Sí, verificamos constantemente notificaciones, redes sociales, correo inteligente: el teléfono inteligente no solo ha sido una herramienta, sino una continuación de nosotros mismos. Y si nota que sin él ni siquiera puede hacer cosas elementales, esta es una señal: es hora de pensar en su dependencia.
2. El entretenimiento se volvió pasivo
Anteriormente, la gente descansaba activamente: caminaron por la calle, jugaron juegos al aire libre con amigos, fueron a conciertos o teatros. Estas actividades no solo entretuvieron, sino que también desarrollaron habilidades de comunicación, atención y forma física.
Hoy, la mayor parte del entretenimiento es pasivo. Estamos sentados durante horas frente a la pantalla: vemos programas de televisión, videos, podcasts y transmisiones, jugamos videojuegos. Parece que son solo unas vacaciones, pero el cerebro casi no funciona y el cuerpo está en una posición.
Poco a poco, el entretenimiento pasivo reemplaza activo, y su capacidad para disfrutar de la vida real disminuye. Ni siquiera puede notar cómo el hábito de “sentarse en el teléfono” está desplazando las caminatas, reuniones con amigos y pasatiempos.
3. La comunicación a través de la pantalla es mayor que cara a cara
Las tecnologías nos brindan oportunidades únicas: podemos contactar a una persona en otro continente en segundos, pero al mismo tiempo nos olvidamos cada vez más de la comunicación en vivo. Los mensajeros y las redes sociales están reemplazando gradualmente las reuniones personales, y este es un hecho muy triste.
Piense por usted mismo: ¿cuándo fue la última vez que habló con alguien cara a cara, y no a través de la pantalla? Ahora las emociones, las entonaciones, las expresiones faciales a menudo se escapan. Vemos un texto o emoji, pero no entendemos lo que realmente siente una persona, y esto gradualmente cambia nuestras habilidades de comunicación y la capacidad de construir una relación de confianza.
4. Las redes sociales mejoran la alarma
Internet nos da libertad y conveniencia, pero al mismo tiempo trae estrés. Ciberbulling, una comparación de uno mismo con los demás, la sensación de que todos tienen una mejor vida: todo esto se ha convertido en parte de la vida cotidiana.
Los usuarios de Internet, independientemente de su edad, estado y posición, son alarmantes de vez en cuando; esto se facilita verificar los me gusta, las opiniones y los comentarios que a menudo se convierten en dependencia psicológica. Y si lo tienes, comienzas a vivir no por realidad, sino por la vida “en línea”, comparándote constantemente con los éxitos de otras personas.
5. Las habilidades de orientación e independencia se pierden
Anteriormente, para descubrir el camino o encontrar la información necesaria, tenía que pensar, buscar tarjetas, preguntar a las personas, verificar varias fuentes. Hoy es suficiente abrir la aplicación o la búsqueda en Internet, y la respuesta está lista en segundos.
Esto ahorra tiempo, pero reduce gradualmente nuestras habilidades naturales hacia el pensamiento y la orientación independientes en el espacio. Si va a una nueva ciudad y se siente desconcertada sin GPS, esta es una señal de que las tecnologías reemplazan su capacidad para navegar y mostrar flexibilidad de pensamiento.
6. Memoria y atención sufren
Los teléfonos inteligentes y los dispositivos robaron nuestra capacidad de memorizar las nocturnas del hogar: rara vez mantenemos en la cabeza el número de teléfonos de seres queridos y amigos, citas y rutas, porque todo está en el teléfono.
Desafortunadamente, las personas que analizan menos la información por su cuenta y confían más en los teléfonos inteligentes, desarrollan el pensamiento analítico peor.
Si nota que olvida las cosas simples, no puede concentrarse en el trabajo o el estudio, algo que se ha hecho automáticamente antes, ahora requiere esfuerzo, entonces esta es una señal directa del efecto negativo de la tecnología en su cerebro.
7. El nivel de paciencia se reduce
Las tecnologías aceleraron todo alrededor: mensajes instantáneos, búsqueda rápida de información, compra en línea en segundos. Esto condujo al hecho de que nos volvimos impacientes.
Piense por usted mismo: ¿experimenta irritación si un amigo no responde a su mensaje durante mucho tiempo? ¿Y cuándo se necesita el sitio que se necesita aquí y ahora?
Solía ser la norma: las letras llegaron a las semanas y las llamadas podrían ser la única forma de comunicación. Hoy, cualquier expectativa parece ser un desastre: cambia nuestras reacciones emocionales y la capacidad de construir pacientemente proyectos a largo plazo.
8. Los hábitos asociados con los dispositivos afectan la salud
Un largo sentado frente a la pantalla, distracción constante con notificaciones, noches tarde con un teléfono en la mano, todo esto se refleja en la salud. El uso constante de dispositivos causa fatiga ocular, dolor en el cuello y la espalda, ansiedad, insomnio y, a veces, depresión.
En personas con una fuerte dependencia tecnológica, los mismos patrones neuronales se activan que en los drogadictos, lo que significa que el hábito de verificar el teléfono o quedarse con dispositivos tarde todos los días puede no solo ser incómodo, sino realmente peligroso para la psique.