Cómo aprender a gestionar tu percepción del tiempo

Cómo aprender a gestionar tu percepción del tiempo

Estás conduciendo después del trabajo y te quedas atrapado en un atasco.

Los coches apenas se mueven y el navegante informa que el tiempo de espera es de unos 10 minutos. No parece dar miedo, pero ya estás cansado, por lo que estos diez minutos se prolongan dolorosamente. Miras a tu alrededor con irritación, soñando con acelerar el paso del tiempo. Sin embargo, una vez llegas a casa, te tumbas en el sofá y las horas empiezan a pasar volando como minutos. Parece que la velada acaba de empezar, pero ya es hora de dormir. En esos momentos quiero, por el contrario, ralentizar el tiempo.

En la vida cotidiana no hay recurso más valioso que el tiempo. Siempre está desaparecido y, además, hay pérdidas de tiempo por todas partes. Nos torturan literalmente con reuniones inútiles, distracciones en la caja registradora y olvidos en las farmacias. En el siglo XXI también aparecieron los teléfonos inteligentes. Abres una red social o tu juego favorito durante 5 minutos, pero por alguna razón pasa una hora. Ojalá pudiera tener más tiempo. Este pensamiento visitó a cada persona.

Naturalmente, nadie puede ralentizar ni acelerar la manecilla del reloj. Sin embargo, podemos influir en nuestra propia percepción del tiempo. A continuación, veremos formas de hacer esto.

sentido del tiempo

Cómo aprender a gestionar tu percepción del tiempo

Investigaciones recientes sugieren que es imposible identificar un área específica del cerebro responsable de la percepción del tiempo. Además, cada uno de nuestros sentidos tiene su propio reloj. Algunos son para la visión, otros para el oído, etcétera. Incluso existen cronometradores neuronales especiales que responden a señales corporales como la frecuencia cardíaca y la respiración. Por lo general, todos los mecanismos enumerados están coordinados, pero en determinadas circunstancias puede producirse una desincronización.

De hecho, el tiempo puede resultar fibroso o comprimido. Por ejemplo, cuando una persona siente miedo o espera algo en total inacción, el tiempo se prolonga. Observar el monótono paisaje fuera de la ventana también prolonga el tiempo. Pero si hay un interlocutor interesante cerca, le parecerá que el tiempo se ha acelerado. Sin embargo, los experimentos de laboratorio indican una relación bidireccional entre el paso del tiempo y la capacidad de recordar. Al salir del vagón del tren, te despedirás de un compañero de viaje al azar y pronto lo olvidarás. Sin embargo, esa aburrida vista desde la ventana quedará parte del recuerdo para siempre.

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Si algo así sucede, incluso en modo automático, entonces debe haber una manera de controlar este mecanismo. Antes de continuar, es necesario hacer una pequeña nota. Será importante para comprenderlo más adelante. Existe una diferencia entre el tiempo “prospectivo” y el “retrospectivo”. Es decir, percibimos el tiempo de manera completamente diferente cuando estamos en el momento y miramos hacia atrás a eventos que ya ocurrieron.

Cómo no sólo recuperarse de un golpe en la vida, sino también volverse más fuerte

ralentizar el presente

Una olla vigilada nunca hervirá.
proverbio inglés

 

Cuanta más atención le prestas al tiempo, más lento pasa. El viaje en ascensor dura unos segundos, pero a veces parece un tiempo insoportablemente largo, especialmente si tienes prisa. Pensando en las tareas del hogar, antes de que te des cuenta, estarás subiendo a tu piso, a pesar de que el ascensor se mueve a velocidad estándar. El efecto se puede interpretar de la siguiente manera: si el tiempo avanza, significa que te estás divirtiendo o simplemente te sientes bien. En 2023 se realizó un experimento: se dividió a los participantes en dos grupos y se les pidió que completaran tareas sencillas en un tiempo determinado. Al primer grupo se le entregó un cronómetro preciso y al segundo, un cronómetro acelerado. Todos los participantes completaron las tareas, pero los miembros del segundo grupo describieron la experiencia de manera más vívida. Les gustó el engaño porque el tiempo pasó volando.

Intente recordar un fin de semana pasado o un evento memorable de su pasado más profundo. Evalúe qué tan rápido pasó volando y cómo se sintió en el momento en que era real. Probablemente habrá alguna brecha. Tu fin de semana tuvo 48 horas, pero pasó mucho más rápido. Aunque ahora entiendes que esto es imposible, las 48 horas fueron utilizadas y vividas. Ésta es la diferencia entre la percepción prospectiva y retrospectiva del tiempo.

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La cola de espera en el parque acuático parece interminable y prolongada. Pero luego se borra de la memoria porque ocupa un pequeño período de tiempo. El descenso por tu tubería favorita dura unos segundos, pero en los recuerdos llevará mucho más tiempo que la dolorosa cola. Así, si quieres ralentizar el tiempo en el futuro, disfruta del momento actual, presta atención a todas las pequeñas cosas y detalles. Por otro lado, mientras esperas para abordar un vuelo mientras estás sentado en una conferencia aburrida, lo peor que puedes hacer es mirar tu reloj.
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Nuevas experiencias alargan el pasado

Cómo aprender a gestionar tu percepción del tiempo

Tarde o temprano, cualquiera de nosotros piensa en los últimos meses o incluso años. Probablemente tuviste una pregunta: ¿todo desapareció y por qué tan rápido? El tiempo retrospectivo se puede comparar con un río tormentoso. Corre por el cauce del río, llevando consigo todo tipo de basura y basura. Sólo raras islas (eventos brillantes) son capaces de resistir y parecen frenar el flujo.

Este efecto se explica por la consolidación de la memoria con esfuerzo. Las acciones habituales se vuelven rutinarias, se realizan casi automáticamente y no requieren conciencia ni mucho esfuerzo. Por eso no permanecen en la memoria. Después de todo, nadie recuerda cada respiro que tomó ni qué pie levantó de la cama hace tres días. Los acontecimientos que se destacan de la serie general y las nuevas impresiones amplían la memoria retrospectiva. Resulta que la mejor forma de alargar el pasado es llenar el año actual de conocidos, viajes, deportes u otras cosas que te interesen específicamente.

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Ralentizando el presente

Entonces, existen dos mecanismos relativamente simples para controlar la percepción del tiempo. Al realizar tareas rutinarias y consultar constantemente el reloj, ralentizamos el presente. Al hacer algo que amamos, divertirnos o simplemente divertirnos, aceleramos nuestro sentido retrospectivo del tiempo. Todo esto parece inútil, porque la mayoría de las veces queremos acelerar el momento actual.

Para ello existe una tercera forma, pero más complicada. Recuerda cómo vuelves al ritmo de vida habitual después de unas vacaciones. Los primeros días no parecen difíciles, ni siquiera el trabajo resulta muy molesto. En esos momentos experimentamos un agradable sentimiento de conformidad. Te encuentras de nuevo donde deberías estar, haciendo lo que deberías estar haciendo. Existe la oportunidad de concentrarse en el tiempo de una manera que lo haga agradable en lugar de aburrido. El mejor ejemplo de esto son las técnicas especiales de meditación. Seguro que has visto (al menos en fotos o vídeos) a personas haciendo meditación. Están prácticamente inmóviles, no están ocupados con nada; su tiempo debe ser increíblemente difícil. Sin embargo, el sufrimiento no se ve en los rostros de estas personas. Al contrario, disfrutan del proceso.

Ésta es la clave de la tercera forma de manipular el tiempo. El presente puede ser lento, pero no prolongado. El principal beneficio de las técnicas de meditación es la atención plena, que se puede aplicar a la vida cotidiana. Habiendo aprendido a disfrutar del vacío, podrás alargar los momentos más placenteros, pero fugaces.

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