Hace apenas veinte años, las palabras “cortesía” e “Internet” apenas entraban en contacto.
La gente está acostumbrada a pensar que los modales se refieren a hablar en la mesa, darse la mano y la capacidad de comportarse en sociedad. Pero ahora la sociedad no son sólo calles y oficinas, sino también mensajería, videochats, redes sociales, comentarios y llamadas.
Las notificaciones electrónicas se han convertido desde hace mucho tiempo en parte del espacio personal, y un mensaje inapropiado es la misma violación de los límites que una palabra grosera en la cara. La etiqueta se ha actualizado: ha aprendido a vivir en un entorno digital donde el respeto se demuestra a través de la atención al detalle.
Estas son las nuevas reglas de cortesía que determinan qué tipo de persona será la que respete no sólo a los demás, sino también a sí misma.
No llames sin avisar
Érase una vez, una llamada telefónica era la norma y no un motivo de alarma. Hoy todo es diferente: cada uno tiene su propio horario, límites y nivel de fatiga.
Una llamada inesperada ahora no se percibe como una señal de interés, sino como una intrusión. Las personas se comunican por texto no porque sean perezosas, sino porque así pueden elegir el momento y el tono de la conversación.
Antes de marcar el número, escriba un mensaje corto: “¿Puedo llamar?”, “¿Estás ocupado en este momento?”, “Quiero discutir una cosa, ¿cuándo te conviene?”.
Esta simple acción demuestra que respetas el tiempo y el ritmo interno de otras personas. Incluso si la conversación es importante, no debes poner a la persona en una posición incómoda. La cortesía no es prisa, sino atención.
No exijas una respuesta inmediata
La tecnología moderna crea la ilusión de accesibilidad. Parece que si una persona está en línea, entonces puede responder, pero no es así. Quizás esté en una reunión, conduciendo, de mal humor o simplemente incapaz de mantener un diálogo.
Frases como “¿Por qué no respondes?” o “¡Viste el mensaje!” Suena a presión. La nueva cortesía es la capacidad de dar espacio a los demás. Si no te responden, no es una negativa, sino una pausa que hay que soportar con dignidad, porque cada uno tiene derecho a su propia vida.
Emoji, pegatinas y fichas
El emoji es el lenguaje de una era en la que las emociones no se transmiten mediante la voz, sino mediante símbolos. Una sonrisa, un corazón o un breve “gracias” pueden sustituir una frase entera, suavizar el tono y mostrar simpatía.
Pero como en cualquier comunicación, aquí la moderación es importante. Si tiras pegatinas sin ningún motivo, parece frívolo, y si nunca las usas, parece seco.
La cortesía se basa en lo apropiado. Un corazón en el momento adecuado puede ser más cálido que un párrafo largo y un emoticón adicional puede hacer que la correspondencia sea falsa.
Respete los límites personales en línea
Internet no es un espacio público donde todo está permitido, sino una extensión del mundo personal. Si una persona no comparte los detalles de su vida, no hay necesidad de intentar “llegar al fondo” de ellos.
La nueva civilidad requiere comprensión: toda persona tiene derecho a la “paz digital”. No reenvíes mensajes de otras personas sin permiso, no publiques fotos sin preguntar, no etiquetes a personas en publicaciones sin su consentimiento. Y ciertamente no es necesario que preguntes directamente: “¿Por qué no te gustó mi publicación?” o “¿Dónde estabas si no publicabas historias?”
La vida en línea no requiere que usted esté disponible las 24 horas.
Correspondencia también es comunicación.
El discurso escrito requiere más tacto que el lenguaje hablado. Cuando hablas, puedes escuchar tu entonación y ver tu expresión facial. Todo esto desaparece en el texto y el propio interlocutor “termina” el significado.
Por lo tanto, un breve “ok” puede sonar frío y la ironía puede sonar como una burla. Para evitar malentendidos, utilice un lenguaje suave y siempre vuelva a leer lo que escribió.
La cortesía digital es cuando incluso un mensaje breve suena humano.
Esté atento al fondo digital
Las videollamadas nos han convertido en invitados en la casa del otro, a veces literalmente. Pero no todo el mundo es consciente de que el entorno, el ruido y la iluminación también forman parte de la comunicación.
Para tu interlocutor es importante no sólo lo que dices, sino también tu apariencia. Antes de realizar una llamada, debe verificar si el micrófono está encendido, si hay algún ruido extraño, si hay desorden o si hay extraños parpadeando detrás de usted.
No se trata de presumir, sino de respetar a los demás. Nadie tiene que ver los platos sucios de otras personas ni escuchar el ladrido del perro. Y apagar el micrófono cuando no estás hablando es una regla básica de cortesía de nuestra época.
No abuses de los reenvíos y las etiquetas
Cuando envías docenas de vídeos, memes o enlaces a tus amigos, puede percibirse como spam digital. Incluso si quieres compartir algo positivo, no vayas demasiado lejos.
Etiquetar en las redes sociales también requiere tacto: no etiquetes a tus amigos en todas las publicaciones, especialmente si el contenido es controvertido o personal.
La nueva cortesía es un filtro que ayuda a no obstruir los canales de atención de otras personas. Antes de enviar algo, pregúntate: ¿es realmente importante y apropiado?
No expongas las debilidades de otras personas.
En el mundo digital cualquiera puede ser camarógrafo, director y espectador al mismo tiempo, pero no todas las escenas son dignas de publicación.
Si alguien se encuentra en una situación incómoda, no la filme, publique ni distribuya. La red no perdona y lo que parece una “broma” puede convertirse en un duro golpe a la reputación de una persona.
La verdadera cortesía reside en la capacidad de no contentarse con los errores de otras personas.
Respetar las normas de comunicación en los chats de trabajo.
La cortesía digital en el trabajo es un arte en sí mismo.
No es necesario responder a todos con citas largas, inundaciones o mensajes duplicados. Si quieres agradecer, puedes simplemente poner una reacción, y cuando envíes información importante, escribe de forma clara, sin emociones innecesarias.
Y recuerda: los chats de trabajo no son tu blog personal. Respeta el tiempo de tus compañeros tanto como quieres que se respete el tuyo.
No mires por las puertas digitales de otras personas
La curiosidad es una cualidad natural, pero en línea a menudo se convierte en obsesión.
Hacer un seguimiento de cuándo una persona estuvo en línea, ver quién le gusta, leer sus comentarios o correspondencia: todo esto es una violación de los límites personales. Si la confianza es importante para usted, no cruce esta línea.
La cortesía moderna es conciencia: comprender dónde termina tu espacio y comienza el de otra persona.
No discutas para ganar
A Internet le encanta la polaridad: alguien tiene que tener razón y alguien tiene que estar equivocado. Pero la cortesía no se trata de victoria, sino de respeto.
Si una discusión se convierte en una pelea a gritos, es mejor retirarse. No es necesario demostrar hasta el final su punto de vista y exponer el conflicto al público. A veces la persona más inteligente es la que sabe callar a tiempo.
No te olvides de la humanidad
El mundo digital hace que la comunicación sea más cómoda, pero no más cálida. La tecnología no sustituye a la empatía, la amabilidad y la participación.
Gracias incluso si te comunicas en línea, discúlpate si fuiste duro, escribe primero si la persona guarda silencio. Trate de comportarse de tal manera que después de comunicarse con usted, queden emociones positivas y no un sedimento turbio en su alma.