En nuestro mundo, donde todo lo que nos rodea grita “sé productivo” y nos distrae constantemente, la capacidad de concentrarnos en una tarea se vuelve fundamental.
Cuanto mejor resista las distracciones, más podrá hacer y más fuerte será la sensación de que su día no ha sido en vano.
La mayoría de las veces, el problema no está en el teléfono: su propio cerebro genera un montón de pensamientos que no están relacionados con el negocio que está haciendo. Los científicos llaman a esto distracción mental, que provoca una pérdida de tiempo y reduce la productividad. Sin embargo, puede controlarlo y utilizarlo para sus propios fines.
¿Qué es la mente divagada?
Nuestros pensamientos a menudo son irrelevantes para lo que sucede a nuestro alrededor. La mente divagada es cuando tu cerebro genera sus propias ideas y experiencias que no están relacionadas con lo que estás haciendo en este momento.
Y si cree que rara vez pierde la concentración, las investigaciones muestran que hasta la mitad de nuestras horas de vigilia pensamos en cosas que no son relevantes para la tarea en cuestión. Es decir, la capacidad del cerebro para generar pensamientos es una parte integral de la vida y determina cómo se vive. Comprender cómo y por qué tu mente divaga te ayuda a comprenderte mejor a ti mismo.
¿Por qué la mente divaga?
La razón principal es su percepción de la tarea actual. Si lo que estás haciendo te parece de poco valor o tiempo, el cerebro busca algo más rentable o más rápido. Por ejemplo, leer un libro largo es difícil porque el resultado no llega de inmediato. Y cuando el cerebro se da cuenta de que la recompensa del libro aparecerá en una semana o más, inconscientemente busca algo “rápido”, como consultar las redes sociales. Esto sucede sin su consentimiento consciente: el cerebro simplemente calcula dónde le resultará más cómodo y útil.
Además, la mente suele distraerse con pensamientos sobre el pasado y el futuro. Los problemas no resueltos o los errores de días pasados te llevan a recuerdos y ansiedad, y los pensamientos sobre eventos o sueños agradables distraen tu atención cuando trabajar en la tarea actual requiere esfuerzo.
Si no controlas tu mente, pensando constantemente en el pasado o el futuro, pierdes el foco en el presente, por lo que tu trabajo se estanca.
El efecto negativo más notable de una mente divagada es la caída de la productividad. Cuanto más a menudo te distraes con tus propios pensamientos, más a menudo comienzas las tareas de nuevo y pierdes horas en cosas simples.
Pero también existe un peligro que proviene del mundo real: por ejemplo, al conducir, los pensamientos distraídos pueden provocar un accidente. Cuando la mente se sumerge en sus fantasías, deja de notar lo que sucede a su alrededor; esto se llama desintegración perceptiva. En este momento, estás completamente inmerso en tus mundos internos e ignoras la realidad externa.
Las consecuencias pueden ser graves: desde retrasos y tareas inconclusas hasta amenazas reales a la seguridad.
No siempre es necesario luchar contra la distracción mental; si dirige sus pensamientos correctamente, puede mejorar su productividad, creatividad y motivación interna. A continuación se muestran algunas formas de convertir esta falta de inteligencia en una herramienta útil y funcional.
Búsqueda de significado y dirección.
Cuando una tarea parezca aburrida o monótona, deja que tu mente juegue con pensamientos sobre por qué la estás haciendo.
Haz un miniplan en tu cabeza: por qué estás haciendo la tarea, cómo se relaciona con tus objetivos a largo plazo. Incluso puedes escribir estos pensamientos; esto te ayudará a organizarlos y a comprender hacia dónde avanzar a continuación.
La concentración constante agota tu cerebro, así que tómate descansos breves para distraerte y dejar que tus pensamientos divaguen.
Tomar minidescansos funciona (levántate, camina por la habitación o simplemente cierra los ojos durante unos minutos) y volverás a trabajar con energías renovadas y una perspectiva renovada.
Dirige tus pensamientos a la creatividad y la generación de ideas.
Muchas ideas originales aparecen precisamente cuando te distraes de la tarea principal. Deje que sus pensamientos divaguen, piense en cosas que no tienen relación alguna; esto a menudo proporciona soluciones inesperadas.
Puedes reservar tiempo específicamente para “deambular creativamente”, por ejemplo, mientras caminas, te duchas o haces un trabajo monótono. Anota ideas en un bloc de notas o en tu teléfono para no perderlas.
Si necesita encontrar una solución a un problema, intente “dispersar” deliberadamente sus pensamientos. Piense en situaciones similares, mezcle ideas de diferentes áreas, busque analogías: esto ayuda al cerebro a crear nuevas conexiones y enfoques no estándar para las tareas.
Ajusta tu nivel de distracción
Don’t let your thoughts wander uncontrollably. Si se distrae durante demasiado tiempo, vuelva rápidamente su atención a la tarea que tiene entre manos.
Para ello conviene tomar pequeñas notas: anotar un pensamiento que te distraiga y volver a la tarea. De esta manera, utilizas la distracción mental como una herramienta, no como una pérdida de tiempo.
Usar visualización
Mientras la mente “camina”, dirige tus pensamientos en forma de imágenes. Visualizarte logrando tus objetivos o resolviendo problemas ayuda a aumentar la motivación y generar nuevas ideas.
Por ejemplo, si está trabajando en un proyecto, “recorra” mentalmente las etapas de su finalización y piense en posibles opciones para el desarrollo de eventos.
Si tus pensamientos te desvían, intenta explorarlos: qué te viene a la mente exactamente, por qué es interesante y cómo se puede aplicar.
A veces, deambular revela intereses ocultos o nuevas soluciones que no notarías si estuvieras concentrado en una tarea todo el tiempo.
Durante un paseo, una limpieza o un simple trabajo físico, la mente suele divagar, lo queramos o no.
Conviértelo en tu herramienta: deja que tu cerebro combine ideas libremente y luego escribe las más interesantes.
Reserve un tiempo y un lugar separados donde los pensamientos puedan alejarse libremente de los asuntos actuales. Por ejemplo, quince minutos por la mañana o antes de acostarse para reflexionar y visualizar ayudan al cerebro a descargarse y al mismo tiempo generar nuevas ideas.