Una de las razones por las que se escribe tanto sobre moda es que se trata de un lenguaje silencioso.
Sin decir una palabra, tu atuendo habla – le dice a la gente quién eres, cuáles son tus valores y, en la mayoría de los casos, cuál es tu estatus social. (Por supuesto, como en cualquier otro idioma, también se puede mentir, pero la comunicación sigue existiendo, sea cierta o no).
Sin embargo, si profundizamos un poco más, nos daremos cuenta de que nos hablamos a nivel visual, independientemente de la ropa que llevemos. El lenguaje corporal es algo que podría funcionar desnudo, aunque no te lo recomendamos, fuera de tu vida de alcoba.
El lenguaje corporal importa
La idea de que las señales tácitas pueden afectar a nuestros pensamientos y emociones es incómoda.
Pero el lenguaje corporal afecta realmente a nuestras interacciones. Algunos ejemplos son muy obvios: todos nos estremecemos, por ejemplo, si alguien se nos acerca bruscamente y hace un ruido fuerte.
Con suerte, no es algo que veas en la conversación diaria, por supuesto, pero el principio es el mismo. Reaccionamos a estímulos físicos antes de procesamos el pensamiento consciente.
Era un rasgo de supervivencia muy útil cuando los humanos intentaban no ser devorados en la naturaleza. Todavía puede ser útil en la sociedad moderna, pero aprender a interpretar el lenguaje corporal de los demás y a controlar el propio es mucho más importante que ser el primero en salir corriendo cuando algo hace mucho ruido.
Pero, ¿funciona de verdad?
Los libros sobre lenguaje corporal a veces lo hacen parecer demasiado como un truco mental Jedi. Parece demasiado bueno para ser verdad.
Sherlock Holmes podría haber sido capaz de ver cómo se movían las manos de un hombre mientras hablaba y deducir si mentía o no, pero la mayoría de nosotros nunca seremos capaces de hacer algo así.
Incluso un profesional cualificado solo puede convertir el lenguaje corporal observado en una impresión general. No existe la “lectura” absoluta.
Y las personas con un interés activo en engañar -estafadores, mentirosos e incluso vendedores realmente buenos- pueden estudiar los mismos materiales con la misma facilidad que las personas que intentan detectarlos, y controlar sus movimientos para engañar deliberadamente.
Dicho esto, sí, estudiar el lenguaje corporal “funciona”, hasta cierto punto. Si te interesas, aprendes a observar con atención y lees sobre la ciencia que hay detrás de nuestros movimientos, puedes obtener una cantidad impresionante de información no verbal.
¿Es difícil leer (o controlar) el lenguaje corporal?
Al principio, todo lo que tenga que ver con el lenguaje corporal será un reto.
Los humanos modernos tenemos cerebros muy verbales. Nos gustan las palabras, ya sean habladas o escritas. Aprender a observar las señales no verbales es contraintuitivo para alguien que ha crecido en la sociedad moderna.
Pero, como ocurre con todas las habilidades, se hace más fácil con el tiempo. Cuanto más practiques observar en silencio, más interiorizarás las observaciones, hasta que llegues a un punto en el que ya no tengas que pensar en ello.
Llegar a ese punto lleva mucho tiempo. Tendrás que forzarte conscientemente a observar a la gente durante mucho tiempo: reservar tiempo para ir a sentarte en algún lugar público y trabajar en él deliberadamente es una buena forma de adquirir el hábito. También lo es observar a la gente cuando haces recados básicos como ir al supermercado.
Mantener una observación consciente cuando estás en público será una lucha. Pero si lo haces todos los días durante semanas, meses y años, acabarás convirtiéndote en un experto “lector”.
Controlar tu propio lenguaje corporal es la otra cara de la moneda y requiere la misma práctica. Los actores y otros artistas pueden parecer muy carismáticos incluso cuando están “fuera de personaje”, porque, para actuar con eficacia, han practicado el control de su lenguaje corporal una y otra vez.
Tendrás que pasar mucho tiempo estudiando y practicando delante de un espejo si quieres disfrazar o tergiversar tus pensamientos y sentimientos internos. Pero, al igual que conseguir una buena “lectura”, cualquiera puede hacerlo: no se necesita ningún talento especial ni ninguna habilidad innata.
Postura y postura
A partir de aquí, todo va a ser un esbozo general. Para conocer en detalle la evolución de nuestro lenguaje corporal, necesitarás un libro más largo.
Pero en términos generalesEstas son algunas de las posturas básicas que asumirán hombres y mujeres, y lo que sugieren sobre los sentimientos y pensamientos del individuo observado:
- A pose dominante y controladora se coloca directamente en escuadra, con los hombros y las caderas mirando hacia delante y los órganos vitales (estómago, pecho y cuello) al descubierto. Los brazos cuelgan cómodamente a los lados, descansan ligeramente con las manos en las caderas o se cierran detrás de la espalda, no delante, que sería una postura más defensiva.
- Un postura agresiva o airada empuja el peso hacia delante. Las piernas están muy juntas, normalmente con la pierna dominante adelantada medio paso más o menos, como si estuviera a punto de ponerse en movimiento. La cabeza y la barbilla se inclinan hacia delante para proteger el cuello, y la parte superior del cuerpo se inclina hacia el espacio personal de los demás. El cuerpo suele descentrarse para proteger los órganos vitales.
- A postura defensiva o preocupada se aleja de los demás y los pies se giran, apuntando hacia una vía de escape. Los hombros se elevan y la barbilla baja para proteger el cuello, y los brazos se mantienen pegados al cuerpo, normalmente cruzados o agarrados por delante para proteger las partes vitales.
La mayoría de las veces las posturas de la gente te darán señales contradictorias, combinando dos o más de estas. Fíjate en los pies y en los brazos más que en cualquier otra cosa: el lugar donde descansan las manos (o donde las aprietan) te da una buena idea de lo protectora o agresiva que se siente una persona, y hacia dónde apuntan los pies te dice hacia dónde quiere subconscientemente su cerebro que se mueva.
Gestos de las manos y lenguaje
La postura suele entrenarse (“¡ponte derecho!”) y puede inducir a error por sí sola. Las manos suelen estar menos condicionadas culturalmente, por lo que los pequeños gestos y la posición de las manos ofrecen una buena perspectiva de los pensamientos de una persona. Asegúrate de evitar gestos inapropiados con las manos o lo que se indica a continuación:
- Palmas abiertas son un gesto de sinceridad, confianza y apertura. Indica la voluntad de escuchar y cooperar y, en un nivel básico, muestra que no estás empuñando un arma ni preparándote para asestar un golpe. Todo, desde el saludo de una celebridad o un político hasta el gesto de “no hay nada que ocultar aquí” de un mago, utiliza esta comunicación básica.
- Esconder las palmas mirándolas hacia dentro o cerrando el puño es un indicador de agresividad o actitud defensiva. El saludo romano (y más tarde nazi), los manifestantes que cierran los puños o los entrenadores que chocan una mano contra la otra mientras gritan a sus jugadores son ejemplos de este lenguaje corporal.
- Tocar la cara puede ser un signo de deshonestidad o ansiedad: piensa en un niño pequeño, que se tapa la boca con la mano justo después de decir algo “incorrecto”. Tocar la nuca, por el contrario, es una sensación tranquilizadora, y puede ser señal de alguien que necesita consuelo o calma.
- Inquietud es un signo evidente de aburrimiento, al igual que apoyar la cabeza con las manos.
Todo sobre los apretones de manos
El apretón de manos es probablemente el gesto no verbal más preguntado. Algunas personas dan mucha importancia a la interpretación de los apretones de manos, probablemente más de la que realmente se necesita (y esas personas suelen ser también las que se exceden con los suyos, lo que no les favorece necesariamente tanto como están pensando).
La idea de que el apretón de manos procede de un método romano para comprobar si hay armas escondidas en las mangas es probablemente falsa (la mayoría de las prendas romanas tradicionales no tenían mangas, para empezar), pero sigue siendo un gesto fundamentalmente de confianza, que ofrece la palma de la mano abierta en lugar de cerrada.
Hoy en día, el apretón de manos se ha extendido a la mayoría de las culturas, aunque algunos países asiáticos siguen prefiriendo la reverencia. No pienses demasiado en el tuyo, pero desarrolla uno bueno y aprende a interpretar también los de los demás.
- A dominante El apretón de manos dominante gira la palma de la mano hacia abajo cuando se ofrece, forzando a la otra persona a girar hacia arriba para encontrarse con ella. Si se hace con firmeza (pero no con fuerza), es un buen apretón de manos, pero debe ofrecerse con el brazo relajado y extendido lo suficiente para dejar espacio personal al otro apretón. Con un apretón que rompe los huesos y una arremetida hacia delante es ofensivamente agresivo.
- A sumiso apretón de manos con la palma vuelta hacia arriba, para que la del agitador baje a ahuecarla, es una buena forma de poner a la gente a gusto, o de mostrar sinceridad al ofrecer una disculpa. Apriete con firmeza para compensar la postura ligeramente más débil.
- Sacudidas a dos manosLos apretones de manos con las dos manos, en los que la segunda mano se apoya en la parte exterior del apretón o se levanta para apretar la muñeca, son un poco invasivos para darlos a desconocidos en situaciones informales. Resérvalos para cuando necesites hacer una demostración concreta de que compartes una conexión personal con el destinatario.
La pregunta más común relacionada con el apretón de manos es cuánto apretar, y la respuesta es mucho más sencilla de lo que la mayoría de la gente cree: debes apretar hasta que sientas presión en la piel, y luego parar. No hay que sentir los huesos a través de la piel. Aprieta con fuerza hacia arriba y hacia abajo y para.
Si te sirve de ayuda, imagina que tienes un tomate pequeño y muy maduro en la mano. Si aprietas tan fuerte que el tomate estallaría, estás apretando demasiado.
Leer los ojos
Hay muchas afirmaciones simplistas o directamente falsas sobre los ojos de las personas. “Los mentirosos siempre miran a su izquierda cuando mienten” es una de las afirmaciones más populares. En realidad, cualquier mentiroso decente suele mirar directamente a la persona a la que engaña, en un esfuerzo por parecer más sincero.
Sin embargo, los movimientos oculares pueden ser reveladores y, a diferencia de los gestos con las manos y la postura corporal, se producen tan rápida e inconscientemente que es difícil fingirlos.
- Parpadear es una reacción natural al estrés. Los parpadeos cortos y rápidos indican agitación, mientras que los parpadeos lentos y frecuentes son más probablemente un signo de que estás luchando por mantenerte despierto o concentrado. En cualquier caso, debes buscar un patrón prolongado: unos pocos parpadeos a cualquier velocidad son probablemente un movimiento natural de los ojos.
- Una mirada que se centra en la parte inferior de la cara de alguien, desde los ojos hasta la barbilla, indica que se está prestando atención a esa persona. Si la mirada está fija en un punto, es probable que sólo se mantenga por cortesía.
- Una mirada más amplia que abarca todo el rostro es una forma más íntima de atención. Puede denotar sentimientos positivos o atracción física, y en cualquier caso es una buena señal.
- Una mirada dirigida por encima de la cabeza o en la parte superior de la cara, hacia arriba de los ojos, implica que el observador se siente dominante o superior a la persona que está mirando. Puede ser útil bajar la mirada de las personas con gestos de la mano si ves que miran por encima de ti.
- Las personas que hablan consigo mismas, mentalmente o en voz alta, tienden a mirar de reojo como si estuvieran hablando con otra persona invisible. Aquí es donde se originó el mito de “los mentirosos miran a la izquierda”: una mentira requiere que consideres y “discutas” la falsedad contigo mismo, lo que significa que muchas mentiras improvisadas se hacen con una mirada de reojo. Sin embargo, una mentira que el que la cuenta ha previsto de antemano puede decirse fácilmente sin miradas de reojo.
Los gestos realizados con los ojos suelen ser demasiado rápidos para que otros ojos los perciban sin la ayuda de una reproducción a cámara lenta. Los interrogadores de la policía suelen poder hacer las grabaciones necesarias, pero en una conversación generalmente tendrás que confiar en tus instintos, que, al fin y al cabo, están formados por tus propias observaciones subconscientes, que suceden más rápido de lo que tú puedes rastrearlas.
Señales combinadas y estado de ánimo general
El lenguaje corporal está presente en todas partes, todo el tiempo. No se trata sólo de un parpadeo aislado o de una pose sólida, como la de una estatua.
Parte de la razón por la que se necesita tanta práctica para convertirse en un “lector” competente del lenguaje corporal es porque las señales llegan demasiado rápido para que un proceso de pensamiento lento pueda interpretarlas. Hay que acostumbrarse tanto a percibir las señales que el cerebro empieza a registrarlas sin que uno sea consciente de ello.
Los principiantes pueden empezar por aprender a buscar combinaciones que indiquen estados de ánimo generales o posicionamiento social:
- El miedo y la agitación combinan varios gestos cerrados y defensivos, como cruzarse de brazos, bajar la cabeza y reducir el espacio personal. Los gestos se reducen y el contacto visual es breve, en un esfuerzo inconsciente por evitar provocar un conflicto.
- La agresividad se caracteriza por movimientos rápidos, defensa de las zonas vitales (agacharse, ponerse de lado, etc.) e invasiones del espacio personal de otras personas.
- La dominancia o confianza adopta una postura abierta, alardeando deliberadamente de las zonas vitales (piernas abiertas, pecho hinchado, barbilla levantada, etc.) en lugar de protegerlas. Los movimientos son contenidos, no se inclinan hacia delante en el espacio de los demás.
Cualquiera de estos lenguajes puede fingirse, y las personas que estudian el lenguaje corporal suelen hacerlo deliberadamente, tanto para engañar como para “inducirse” a sí mismas a una mentalidad específica. Si estás nervioso, adoptar deliberadamente una postura dominante puede ayudarte a calmarte y tranquilizarte.
El lenguaje corporal va mucho más allá de estos sencillos conceptos básicos: se han escrito muchos libros sobre él y numerosos trabajos científicos han explorado las razones que subyacen a nuestros movimientos.
Pero, por ahora, ya conoces lo más básico, ¡y eso debería bastar para convencerte de que merece la pena aprender más!