6 señales de que tu tipo de pensamiento es un “triunfador ansioso”

6 señales de que tu tipo de pensamiento es un “triunfador ansioso”

Está acostumbrado a lograr muchas cosas y, muy probablemente, sea excelente para afrontar las dificultades.

Pero al mismo tiempo, el éxito muchas veces trae consigo algo que no es visible desde fuera: la ansiedad interna.

Puede estar escondido detrás de su hábito de pensar demasiado, evitar conflictos o los altos estándares que se fija. A veces, la ansiedad se disfraza completamente de fuerza de carácter e incluso ayuda a seguir adelante, pero poco a poco se convierte en una fuente de estrés y fatiga.

Lo más desagradable es que parece estar siempre ahí, como un fondo que no se puede apagar por completo. Es importante aprender a notar esos mecanismos ocultos y dejar de permitir que te controlen.

1. Reflexionas y reflexionas y reflexionas.

6 señales de que tu tipo de pensamiento es un "triunfador ansioso"

Has logrado mucho porque sabes pensar bien. Analiza, compara hechos, ve conexiones donde otros no las ven y encuentra soluciones no estándar.

Tu pensamiento es una herramienta que te ha ayudado durante años, pero tiene un inconveniente: la costumbre de complicarlo todo y darle vueltas en la cabeza hasta el infinito.

Cuando un ser querido está preocupado, inmediatamente comienza a comprender las razones de sus emociones, aunque la mayoría de las veces solo necesita atención y apoyo. Después de las duras críticas de tu jefe, repites la escena en tu cabeza una y otra vez, pero eso no cambia nada.

La cuestión es que no vale la pena pensar en todos los problemas hasta el más mínimo detalle; a veces es más útil detenerse, escuchar, admitir el error y seguir adelante. Y cuando la ansiedad no te da paz, la mejor salida es aprender a tolerarla y no intentar eliminarla con el análisis.

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Intente preguntarse: ¿este pensamiento realmente ayudará a resolver el problema o simplemente estoy atrapado en mi análisis habitual? Un “alto” consciente dicho en el momento adecuado puede ser la clave para pensar menos, pero de forma más eficaz.

2. Evitas los conflictos

Puedes negociar y resolver situaciones difíciles con confianza, pero hay conflictos que intentas no tocar. Exteriormente, esto parece la capacidad de encontrar puntos en común y evitar peleas, pero por dentro puede causar un estrés enorme.

Este tipo de evasión sólo funciona a corto plazo; con el tiempo, aumenta la ansiedad y te vuelve vulnerable a cualquier crítica. La solución es cambiar la forma de ver la ansiedad: dejar de verla como una amenaza y empezar a percibirla como una señal.

La verdadera confianza no es la ausencia de ansiedad, sino la capacidad de actuar incluso cuando está cerca. Esto significa estar preparado para el conflicto cuando sea necesario, decir “no” a las peticiones de los demás, permitir que los demás estén insatisfechos contigo. Sí, es desagradable, pero con la práctica se vuelve más fácil y, con el tiempo, empezarás a sentirte no sólo más tranquilo, sino también más libre.

3. Eres un “perfeccionista funcional”

6 señales de que tu tipo de pensamiento es un "triunfador ansioso"

Puedes ser perfeccionista y eso es lo que te impulsa hacia adelante en muchos sentidos. Usted se fija estándares altos y, a menudo, se siente insatisfecho si no los cumple. Desafortunadamente, aunque este enfoque produce resultados, también trae fatiga y ansiedad.

A esto se le puede llamar perfeccionismo funcional: ayuda a alcanzar metas, crear y competir, pero si lo dejas penetrar en todos los ámbitos de la vida (desde el trabajo y los deportes hasta la familia y las pequeñas cosas cotidianas), comenzará a agotarte.

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La solución es simple: sea selectivo. Haga una lista de áreas en las que sus estándares están realmente justificados, deje el perfeccionismo solo allí y permítase ser normal en el resto. Esto no reducirá tus resultados, al contrario, te dará más energía y reducirá la ansiedad.

4. Experimentas ansiedad crónica.

A veces, la ansiedad no está relacionada con eventos específicos, es como un ruido de fondo constante que interfiere con la concentración, el descanso y el sueño. Puede que durante el día no lo notes, distrayéndote con los negocios, pero por la noche se manifiesta con especial fuerza y ​​​​te impide conciliar el sueño.

Este tipo de ansiedad agota tu cuerpo, interfiere con tu concentración y te distrae. El problema es que es fácil de ignorar porque no es demasiado fuerte, pero cuando la evitas constantemente, el cerebro comienza a percibir la ansiedad como una amenaza real, por lo que se vuelve aún más pronunciada.

La solución es dejar de esconderse de ella y mostrar curiosidad. Necesitas trabajar con la ansiedad crónica: aprende a notar cuándo comienzas a perseguir los mismos pensamientos en tu cabeza y dirige tu atención a las acciones.

Con el tiempo, el hábito de reaccionar de forma diferente ayuda a reducir este fondo constante de ansiedad y a recuperar la claridad mental.

5. Te comparas con los demás.

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Uno de los peligros ocultos de una mente ansiosa es la comparación constante. Miras el éxito de los demás y empiezas a dudar de ti mismo. Parece que esto ayuda a recargar algún tipo de motivación, pero la mayoría de las veces la comparación se convierte en una fuente de estrés e insatisfacción con uno mismo.

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El problema es que siempre tienes una imagen incompleta: ves las victorias de otras personas, pero no ves las dudas, los errores y los fracasos que quedan detrás de escena. Como resultado, comparas tu camino real con el “escenario perfecto” de otra persona, y esto no siempre estará a tu favor.

Para deshacerse de este hábito, es útil desviar la atención de los demás hacia uno mismo: compararse hoy sólo con usted mismo ayer. Lograr pequeños avances todos los días es una medida de éxito mucho más justa y saludable. De esta forma dejarás de vivir en modo “persecución” y empezarás a sentir el valor real de tus pasos.

6. Intentas controlarlo todo

Otra fuente de ansiedad es el deseo de tener todo bajo control total. Intentas predecir cada detalle, prever todas las opciones, minimizar los riesgos, y esto parece darte confianza, pero al final se convierte en preocupación constante.

La verdad es que la vida es, por definición, impredecible: puedes planificar mucho, pero no todo. Cuando intentas controlar incluso aquello en lo que es imposible influir, te sumerges en una tensión emocional infinita.

Es más útil separar las esferas de influencia: lo que realmente depende de usted y lo que está fuera de su control; entonces no se desperdiciará energía en experiencias sin sentido. Y cuanto más a menudo te digas la frase “Hice todo lo que pude, el resto está fuera de mi alcance”, más fácil te resultará respirar.

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