A menudo nos consideramos algo completo e independiente. Sin embargo, cada uno de nosotros es el resultado de muchas influencias, experiencias e historias.
Eres los libros que te engancharon, las canciones que escuchaste hasta la muerte, escenas de películas que se convirtieron en bromas con tus amigos. Y también pasatiempos: esas mismas pasiones en las que te sumergiste de cabeza, olvidándote del tiempo y del sueño.
Todo esto se suma a un patrón único que puedes llamar tu remezcla personal. Y es único, incluso si se inspira en las mismas fuentes que millones de personas. Pero, ¿cómo exactamente los libros, la música y las pasiones te hacen ser quien eres?
Los libros cambian tus pensamientos y sentimientos.
Los libros son más que simples palabras en las páginas. Te dan la oportunidad de observar las experiencias de otras personas, sentir sus emociones y probar sus pensamientos. Cuando lees, tu cerebro combina nuevas ideas con lo que ya sabes y has experimentado, creando nuevas combinaciones de pensamientos y sentimientos.
A través de los libros aprendes a sentir empatía y comprender las motivaciones de personas que nunca conocerás en la vida. Por ejemplo, las experiencias de injusticia de un personaje pueden hacerte pensar en tus propias reacciones ante la adversidad. Una novela puede cambiar tu visión del trabajo, de las relaciones o de ti mismo.
La ficción desarrolla la imaginación y la capacidad de ver el mundo de otra manera, las biografías te enseñan a tomar decisiones y asumir responsabilidades y los libros de psicología te ayudan a comprender por qué actúas de cierta manera. Incluso un libro sobre cómo la gente corriente cambió el mundo puede inspirarte a hacer tus propias cosas.
Cuanto más variada sea tu lectura, más rica será tu personalidad, porque tu cerebro combina estas diferentes influencias en algo nuevo y único para ti.
La música te ayuda a entender tus emociones.
La música crea ritmo y emoción; esa es su belleza. Cuando escuchas melodías, el cerebro reacciona químicamente: la dopamina, la oxitocina y las endorfinas hacen que la experiencia sea más brillante y profunda. Pero lo más interesante es la forma en que la música “mezcla” tus emociones: una canción puede transportarte a experiencias pasadas, aumentar la alegría o ayudarte a vivir una tristeza que no podrías expresar con palabras.
A través de la música aprendes a comprenderte a ti mismo: qué te hace feliz, qué te preocupa, qué te inspira. Juzgue usted mismo: a veces una composición puede responder a una pregunta en la que ha estado pensando durante mucho tiempo. Al escuchar diferentes géneros, desarrollas flexibilidad emocional: aprendes a encontrar alegría en diferentes estados de ánimo, comprendes las sutilezas de los sentimientos que no habías notado antes.
La música da forma imperceptiblemente a tu mundo interior. Aunque no lo pienses, tu cerebro crea nuevas conexiones emocionales: una melodía conecta recuerdos, otra potencia la imaginación, otra te ayuda a concentrarte. Como resultado, tus emociones se vuelven más vivas, conscientes y te conviertes en una persona más rica internamente.
Las pasiones moldean tu personalidad
Las pasiones son todo aquello que enciende un fuego en tu interior, te obliga a actuar, experimentar y cambiar. Pueden ser deportes, dibujar, viajar, ciencias, cocinar o cualquier otro pasatiempo que realmente te entusiasme.
Cuando estás inmerso en la pasión, el cerebro funciona de manera diferente: aumentan la creatividad, la concentración y la motivación interna: comienzas a ver el mundo a través del prisma de tu pasión. Por ejemplo, si te apasiona el deporte, aprendes disciplina, concentración y perseverancia, lo que se traslada a otros ámbitos de la vida. Si dibujas, tu cerebro comienza a notar detalles, colores, formas donde antes no los había.
Las pasiones moldean hábitos y estilos de pensamiento que se vuelven parte de tu personalidad. Ayudan a crear experiencias únicas que no se pueden obtener en la escuela o en el trabajo. A través de la pasión se aprende a actuar, asumir responsabilidades y buscar nuevas formas de resolver problemas. Son tus pasiones las que te hacen único.
Cómo los libros, la música y las pasiones te crean por completo
La mayoría de las veces, los libros, la música y las pasiones no actúan por separado: se entrelazan, chocan y crean un patrón único en su mundo interior. Su influencia es como una imagen de varias capas: una capa son los recuerdos, la otra son las emociones, la tercera son los hábitos y la cuarta son los sueños. El resultado es una obra completa que no se puede repetir ni copiar.
Una canción de tu película favorita te transporta a las experiencias de tu juventud y llena los momentos presentes con un nuevo sabor. Un libro puede resaltar deseos de los que usted mismo no era consciente o hacerle pensar en una elección que antes parecía obvia. Y la pasión convierte estas ideas y emociones en acciones: moldea los hábitos, tu estilo de pensamiento y la forma en que construyes tu vida.
Su cerebro funciona como un editor inteligente: combina estas impresiones, creando una combinación única de emociones, pensamientos y experiencias. Te conviertes en el resultado de muchas influencias, mientras te renuevas constantemente. Con cada novela que lees, con cada canción que se te queda grabada en la cabeza, con cada hora que pasas haciendo lo que amas, cambias. Incluso si pasa desapercibido, pequeños cambios se acumulan y forman una nueva versión de ti.
Puede que no recuerdes cada libro o cada canción, pero permanecen en ti: en tu forma de pensar, hablar, reaccionar y tomar decisiones.
Este es el efecto remix: de muchas impresiones, libros, canciones y pasatiempos nace un tú único. Lo que parece aleatorio moldea profundamente tu cerebro, tus hábitos, tus percepciones e incluso tus decisiones que cambian tu vida. Te conviertes en quien quieres ser, incluso si aún no te das cuenta.
Y lo más importante, siempre tienes la oportunidad de agregar nuevas “pistas” a esta lista de reproducción: busca nuevos libros, descubre nuevos géneros musicales, prueba nuevas pasiones. Así que sigues reescribiéndote una y otra vez, sin cesar.