Diciembre es el mes en el que se acostumbra resumir resultados, cerrar asuntos pendientes y hacer planes para el próximo año.
Es esta atmósfera la que literalmente te obliga a pensar en tu vida. Y no en absoluto porque sea costumbre, y no porque todos los que nos rodean de repente comiencen a hacer introspección. Hay muchas razones por las que esto sucede tradicionalmente en diciembre.
1. Resumes el año
Este mes tienes la oportunidad de reducir el ritmo y trazar una línea. Puedes analizar el año vivido no de forma episódica, sino en su conjunto con todos los altibajos, descubrimientos y decepciones. Recuerde qué objetivos se propuso, qué de esta lista pudo lograr, qué comprendió mejor, etc.
Estos resultados pueden hacerle comprender que el año pasado le ha traído muchas más cosas buenas de las que pensaba. Además, al elaborar un retrato de su nuevo yo, comprenderá en qué dirección desea avanzar a continuación.
2. Tienes la oportunidad de dejar de pensar en el estrés.
Diciembre a menudo se siente como la recta final. Más cerca de este mes, comienzas a sentirte un poco cansado: físico, emocional, moral. Pero al final del año, por regla general, se hacen muchas cosas, el ritmo de trabajo se ralentiza, los jefes se vuelven más tolerantes: todos los que te rodean están inmersos en una agradable anticipación de las próximas vacaciones.
Tienes la oportunidad de dejar de pensar en el estrés, tu cabeza ya no está llena de tareas y plazos interminables. En este estado es mucho más fácil entenderse a uno mismo, sus necesidades, metas y deseos.
3. Pospones las cosas que no son urgentes ni importantes hasta el nuevo año.
El último mes del año saliente es el momento en que la procrastinación ocurre en todas partes. Todos los que nos rodean intentan terminar rápidamente las tareas importantes y urgentes, dejando las que no son importantes para más adelante. Esto le permite liberar tiempo, fuerzas y energía para lo más importante: usted mismo.
Cuando la carga disminuye, comienzas a prestar más atención a tus pensamientos y sentimientos. Podrás analizar tus reacciones, dudas y aspiraciones y finalmente entender lo que quieres para el próximo año.
4. Encuentras inspiración en el ambiente previo a las vacaciones.
Incluso si no eres fanático de la gran cantidad de guirnaldas, golosinas de Año Nuevo y otros atributos, es difícil no sucumbir al ambiente previo a las vacaciones. En diciembre, literalmente todo lo que nos rodea grita sobre el final de los ciclos y el resumen.
Tienes la sensación de que tienes la oportunidad de empezar el año de manera diferente: con nuevas metas, hábitos y formas de pensar. Las próximas vacaciones te inspiran a soñar más, tomar decisiones más audaces y permitirte querer más de lo que ya tienes.
5. Sientes el apoyo de tus seres queridos.
En diciembre, las personas parecen acercarse entre sí: se llaman más a menudo, escriben en las redes sociales, invitan a la gente a visitar y planifican una celebración conjunta de Nochevieja. Este es el momento en el que deseas fortalecer los lazos con tus seres queridos, compartir con ellos tus sueños, experiencias y aspiraciones.
Asegúrese de aprovechar esta oportunidad y llenar el último mes del año saliente con conversaciones sinceras, cálidos recuerdos y planes generales. El apoyo sincero de sus seres queridos puede hacerle mirar su vida desde un ángulo diferente y fortalecer su confianza en el futuro.
3 preguntas para ayudarte a elegir tus tres principales objetivos para el nuevo año
6. Estableces nuevas metas y planes.
Sí, puedes plantearte objetivos en cualquier época del año, pero en diciembre es mucho más fácil hacerlo. En primer lugar, porque tienes la oportunidad de mirar el período de tiempo que has vivido, evaluar lo que lograste y lo que no pudiste lograr y analizar por qué sucedió esto.
En base a la experiencia adquirida, podrás tomar mejores decisiones sobre tu futuro. En segundo lugar, durante las vacaciones de Año Nuevo podrás coger fuerza e inspiración, por lo que dar los primeros pasos en algo nuevo te resultará mucho más fácil.
7. Te deshaces de pensamientos y hábitos negativos.
El fin de año es una maravillosa oportunidad para dejar atrás toda la negatividad, todo lo que te pesa y te tira hacia atrás. Podría ser un ambiente tóxico, creencias obsoletas, dudas que te frenan, malos hábitos, etc.
Puede empezar poco a poco: reducir las comunicaciones desagradables, salir más a menudo y mejorar su horario de sueño. Es mejor comenzar a hacer cambios ya en diciembre para preparar el escenario para cambios más importantes en el nuevo año.
8. Te vuelves a conocer a ti mismo.
En constante estrés, actúas automáticamente la mayor parte del tiempo, a menudo sin siquiera pensar en tus deseos, necesidades y aspiraciones. El último mes del año saliente es precisamente el período en el que tienes que aprender a escucharte a ti mismo.
Además, aparecen desencadenantes en tu vida: las personas que te rodean te preguntan sobre opciones de regalos, tus seres queridos quieren que decidas tus planes para el Año Nuevo y tu agenda libera días que puedes dedicar a ti mismo. Estos eventos te empujan a pensar en preguntas más globales, cuyas respuestas pueden restaurar tu armonía contigo mismo.
9. Sientes que tienes una segunda oportunidad.
En diciembre, a menudo se tiene la misma sensación de que por delante no sólo está el fin de año, sino también el comienzo de una nueva etapa en la vida. Y esto te da la oportunidad de cambiar mucho. Por ejemplo, deshacerse del exceso de estrés, fijarse una meta en la que lleva mucho tiempo pensando, cuidar su salud, etc.
No es necesario hacer cambios drásticos; A veces basta con ajustar ligeramente la dirección de tu movimiento. Lo principal es no tener miedo a los cambios y recordar que a veces es mejor arriesgarse y dar un paso hacia lo desconocido que seguir marcando el tiempo.