La falta de tacto es una de las cualidades más repulsivas. Estas personas avergüenzan a los demás, crean constantemente incomodidad y arruinan el estado de ánimo de todos.
Lo más peligroso es que una persona sin tacto a veces no se da cuenta de que la negatividad proviene de él. Ponte a prueba: si reconoces tus hábitos diarios en la siguiente lista, definitivamente deberías empezar a cambiar tu comportamiento. De lo contrario, tus relaciones con los demás seguirán deteriorándose, al igual que tu reputación.
1. El hábito de dar consejos no solicitados
A menudo, en respuesta a las historias o quejas de alguien, usted puede comenzar inmediatamente a compartir su experiencia y conocimientos. Quizás lo hagas únicamente por buenas intenciones, sin pensar en absoluto si tu interlocutor lo necesita. Parecería que solo quieres ayudar, pero en realidad puedes empeorar la situación.
Los consejos no solicitados, incluso si son realmente útiles, se perciben como una crítica y una devaluación de las experiencias de otras personas. No se apresure a resolver el problema de una persona. En lugar de eso, trate de escucharlo, muestre simpatía y ofrezca ayuda. En algunos casos, lo más valioso que puedes ofrecer a otra persona es apoyo moral y la voluntad de estar presente. Pero un consejo sólo es bueno si la propia persona te lo pide.
2. El hábito de hacer preguntas personales
No tienes derecho a inmiscuirte en la vida de una persona sin una invitación. A pesar de ello, impulsado por la simple curiosidad o por querer mantener la conversación, es posible que plantees a tu interlocutor preguntas demasiado personales. Si es normal que preguntes sobre salarios, relaciones, problemas de salud, etc., a menudo pones a las personas en una posición incómoda.
Recuerde: si una persona no forma parte de su círculo íntimo, no podrá iniciar una conversación sobre este tipo de temas. Cada uno tiene sus propios motivos para no hablar de algo y debes respetar el derecho de los demás a la privacidad. Si haces preguntas personales porque quieres conocer mejor a alguien, tómate tu tiempo. El acercamiento se produce de forma gradual y, para establecer relaciones sólidas y de confianza, es importante comportarse con tacto.
3. La costumbre de interrumpir a tu interlocutor
El hábito de interrumpir demuestra tu falta de respeto por el interlocutor y lo que dice. Demuestras que no te interesa escuchar a una persona, que tu opinión es más importante que la de él. Por supuesto, este comportamiento irrita no sólo a la persona a la que estás interrumpiendo, sino también a todos los que te rodean.
Aprenda a concentrarse en lo que dice la otra persona sin pensar en su respuesta futura. Espere siempre hasta que termine su pensamiento y solo entonces entable un diálogo. Utilice señales no verbales para demostrar que está escuchando atentamente y comprende lo que se dice. Y recuerda: no podrás construir relaciones sanas y de confianza hasta que aprendas a escuchar y escuchar.
4. El hábito de juzgar las elecciones de los demás.
Cada persona tiene su propia visión del mundo, basada en su experiencia de vida personal, en sus conocimientos, habilidades y peculiaridades de percepción. Si tienes el hábito de juzgar las elecciones de alguien, sin importar el propósito, estás faltando al tacto. Invades el espacio personal de una persona, demuestras falta de respeto por sus sentimientos y creencias y crees que sabes mejor lo que es correcto.
Puedes juzgar las elecciones de otra persona porque no estás de acuerdo con algo que difiere de tu imagen del mundo. Sin embargo, usted mismo comete acciones que no encajan en la idea de corrección de nadie más. Acepta que cada uno decide por sí mismo cómo construir su vida y es responsable de ella.
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5. El hábito de compartir los secretos de otras personas.
Si una persona te confía su secreto, te ve como un amigo confiable y necesita tu apoyo. Compartir los secretos de otras personas, incluso con las personas más cercanas que prometen no contárselos a nadie, es una traición y una confirmación de su falta de tacto. Este comportamiento no sólo viola los límites personales de una persona, sino que también crea un ambiente tenso entre todos los que descubren el secreto.
Lo que le dijo su interlocutor debe quedar entre ustedes. Si no está seguro de compartir esta información con otra persona, es mejor que se abstenga de hacerlo. Tu capacidad para guardar los secretos de otras personas te ayudará a mantener relaciones sólidas con los demás.
6. Hábito de llegar tarde
La puntualidad no es sólo una demostración de cortesía, sino también una señal de respeto por el tiempo de los demás. Cuando llegas tarde, la persona tiene la impresión de que consideras que tus minutos libres son más importantes y valiosos que el tiempo de quienes te esperan. Este hábito puede parecerle completamente inofensivo sólo si carece de sentido de responsabilidad.
Las tardanzas habituales son una señal de que no sabes cómo planificar tu tiempo y no quieres tener en cuenta los intereses de otras personas. Debes aprender a planificar tus asuntos con antelación, dejar al menos unos minutos de reserva para imprevistos y avisar siempre a la persona que te espera de posibles retrasos.
7. El hábito de imponer tu opinión
Toda persona tiene derecho a su opinión. En relaciones sanas, el intercambio de puntos de vista y creencias puede ampliar la visión del mundo de cada interlocutor. Sin embargo, es importante considerar la forma en que transmite su opinión. Si está acostumbrado a presentar su punto de vista como el único correcto, a intentar convencer a los demás de que tiene razón a cualquier precio y a reprimir los intentos de argumentación de los demás, entonces se está comportando sin tacto.
Deja de interrumpir a tu interlocutor, devaluar sus palabras, criticar su postura. Un diálogo con usted no debería convertirse en una amarga lucha por descubrir quién tiene razón y quién no. Aprenda a escuchar con calma los puntos de vista de otras personas y discutirlos.
8. El hábito de ignorar los sentimientos de otras personas.
Si tienes poca o ninguna empatía, no comprendes ni sientes el estado emocional de otra persona. Este problema, a su vez, conduce a lo siguiente: sin darte cuenta de las emociones de tu interlocutor, bromeas de manera inapropiada, lo presionas y te muestras indiferente en los momentos en que necesita tu apoyo. Dices cosas que lastiman a las personas y no entiendes por qué la persona está reaccionando de forma exagerada.
Es posible que ignores las emociones de otras personas debido a que estás demasiado concentrado en tus propias necesidades y deseos, a una experiencia traumática o a una baja inteligencia emocional. Sea como fuere, este es un problema que debes solucionar.
9. Hábito de alardear
Compartir sus éxitos y logros con sus seres queridos es bastante natural. Pero si convierte cualquier conversación en un flujo continuo de historias sobre usted mismo, entonces es una clara señal de falta de tacto. Al hacer alarde constantemente de sus éxitos, crea una atmósfera de incomodidad a su alrededor. La gente se cansa de este comportamiento bastante rápido y comienza a evitar interactuar contigo.
Alardear puede manifestarse de diferentes formas: mostrar compras caras, hablar de los propios logros, exagerar los propios méritos, menospreciar los éxitos de otras personas. Si te reconoces en esta descripción, intenta reducir la intensidad de la autoelogio. Y recuerde: los logros verdaderamente poderosos no necesitan una presentación aparte.