El fenómeno de la adicción digital: por qué el mundo de repente se cansa de las redes sociales, pero no puede salir de ellas

El fenómeno de la adicción digital: por qué el mundo de repente se cansa de las redes sociales, pero no puede salir de ellas

El mundo está cansado del flujo constante de información: las noticias son reemplazadas por memes, son reemplazadas por los éxitos de otras personas y van seguidas de notificaciones sobre nuevas publicaciones, me gusta y comentarios.

Parecería que todo esto debería entretener e informar, pero en lugar de placer nos sentimos cansados ​​e inquietos. Y lo más paradójico: aun dándonos cuenta del daño, seguimos sumergiéndonos en estos mundos virtuales una y otra vez.

¿Por qué estamos cansados ​​de las redes sociales?


En primer lugar, las redes sociales deben brindar entretenimiento y comodidad: mantenerlo actualizado sobre eventos, ayudarlo a mantener contactos y encontrar cosas interesantes. Pero la realidad es más compleja: cada vez más personas sienten estrés, irritación y ansiedad constantes al iniciar sesión en plataformas familiares. ¿Por qué sucede esto?

Sobrecarga de información

Todos los días te bombardean con una gran cantidad de contenido: noticias, memes, vídeos, publicaciones de amigos, mensajes publicitarios. El cerebro debe filtrar esta masa, separar lo importante de lo no importante y formarse una idea del mundo, pero los recursos cognitivos humanos son limitados.

Se siente cansado, irritable, tiene dificultad para concentrarse y, en ocasiones, insomnio. Con el tiempo, la estimulación constante conduce al agotamiento emocional: su reacción a las notificaciones se vuelve automática y el proceso de desplazarse por el feed pierde sentido.

Comparación con otros

Las redes sociales crean la ilusión de un acceso total a la vida de otras personas, pero muestran sólo los mejores momentos; los psicólogos llaman a esto el efecto de comparación idealizada.

Ves fotos de vacaciones, ascensos en el trabajo, hermosas casas e imágenes elegantes, por lo que inconscientemente comienzas a compararlas con tu vida. Incluso si todo es aparentemente normal, el cerebro percibe la inconsistencia como una amenaza, lo que provoca ansiedad, sentimientos de inferioridad e incluso síntomas depresivos.

Esperando constantemente la aprobación

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Los me gusta y los comentarios se convierten no sólo en una forma de comunicación, sino en una herramienta para confirmar la propia importancia. Los psicólogos explican esto mediante el refuerzo social: el cerebro percibe la aprobación como una recompensa.

Cada notificación es como un pequeño “punto de repostaje” para la autoestima. La falta de respuesta provoca malestar, ansiedad y ganas de volver a comprobar el feed.

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Con el tiempo, esto se convierte en un círculo vicioso: publicas contenido para obtener Me gusta, compruebas la reacción, experimentas una satisfacción a corto plazo y vuelves al feed.

Manipulación de algoritmos

Las fuentes de redes sociales y los sistemas de recomendación están diseñados para mantenerte involucrado el mayor tiempo posible. Los psicólogos llaman a esto diseño conductual: las plataformas utilizan el conocimiento de la psicología humana para mantener la atención.

Cada clic, ver un vídeo o desplazarse por un feed es una señal para el algoritmo, que ajusta el contenido a su comportamiento. Como resultado, te encuentras en una trampa de información, donde cada siguiente notificación parece importante y es casi imposible desactivarla.

¿Por qué es tan difícil dejar las redes sociales?

Es posible que se sienta cansado, irritado y ansioso por estar constantemente en línea, pero aun así sigue regresando a su teléfono o computadora. Esto no es sólo un hábito, es un complejo de mecanismos psicológicos y neurobiológicos que forman la adicción digital.

El hábito como automatismo

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Muchas cosas comienzan con un simple hábito, que con el tiempo se convierte en un “piloto automático”. Los psicólogos llaman a esto comportamiento automático: cuando las acciones se realizan sin conciencia ni control activo.

Cuando un hábito se vuelve más fuerte, el cerebro conserva recursos haciendo que el proceso de descubrimiento de las redes sociales sea inconsciente. Es como cepillarse los dientes todos los días: coges el cepillo sin pensar en el proceso, pero la regularidad forma un hábito duradero.

Trampas de dopamina

Cada notificación, me gusta o vídeo nuevo es una pequeña “explosión de alegría” para el cerebro. Científicamente, esto se explica por el sistema de recompensa: las neuronas liberan dopamina, provocando una sensación de placer y motivación para repetir la acción.

Pero aquí hay un matiz: el cerebro se acostumbra rápidamente al estímulo. Cada vez se necesita más tiempo en línea para obtener el mismo nivel de disfrute. Este fenómeno se llama tolerancia y es similar al efecto que se observa con los malos hábitos o adicciones. Es por eso que puedes abrir las redes sociales con más frecuencia, durante más tiempo, y aún así sentirte insatisfecho.

Miedo a perderse algo importante (FOMO)

FOMO (el miedo a perderse información o experiencias importantes) juega un papel clave para mantener a una persona en línea. Incluso si el contenido es aburrido o molesto, el cerebro continúa “comprobando” si hay algo de importancia crítica.

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Psicológicamente esto se asocia con la ansiedad y la búsqueda de seguridad social. Evalúas señales sociales, noticias y eventos a través de la pantalla para no perder el contacto con el grupo, los amigos o el mundo. En la sociedad moderna, donde la comunicación virtual se ha convertido en parte de la real, FOMO funciona como un poderoso elemento disuasorio.

Refuerzo social y sentimientos de importancia.

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Las redes sociales crean la ilusión de control e importancia. Los me gusta, los comentarios y las vistas se convierten en indicadores de su valor. Los psicólogos explican esto mediante el refuerzo social: el cerebro recibe una recompensa por la aprobación, lo que refuerza el comportamiento.

Pero al mismo tiempo, la falta de respuesta provoca estrés y ansiedad. Empiezas a buscar confirmación una y otra vez, incluso si te das cuenta de que no aporta ningún beneficio real.

La ilusión del control

Mucha gente piensa que pueden simplemente desconectarse si así lo desean, pero en la práctica no es tan sencillo. Las plataformas digitales utilizan un diseño conductual diseñado específicamente para captar la atención.

Las notificaciones llegan en diferentes momentos. Para captar la atención de forma impredecible, los algoritmos adaptan el contenido a tus intereses, haciéndolo lo más atractivo posible; psicológicamente, esto crea un efecto de control que en realidad no existe: sientes que estás administrando tu tiempo, pero en realidad los algoritmos te controlan.

Cómo no convertirse en prisionero del mundo digital

Ahora es casi imposible desconectarse por completo de las redes sociales: se han convertido en parte de su trabajo, comunicación y vida cotidiana. Pero es posible reducir la influencia de las plataformas, recuperar el control y reducir la carga psicológica.

Crea límites y estructura tu tiempo

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A menudo, simplemente abrimos las redes sociales sin un plan; los psicólogos llaman a esto un comportamiento no estructurado que aumenta la adicción.

Determine un momento específico para consultar las redes sociales, por ejemplo, dos veces al día: por la mañana y por la noche. Establece un límite de tiempo de quince a veinte minutos por sesión. Utilice un cronómetro o aplicaciones que le ayuden a controlar el tiempo.

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De esta manera, crea un hábito consciente y reduce la cantidad de desplazamiento sin sentido por su feed.

Desactivar notificaciones

Cada notificación es un pequeño gancho para tu atención y un disparador psicológico que provoca la apertura automática del teléfono.

Desactivar las notificaciones automáticas para todas las aplicaciones excepto las de misión crítica, o configurarlas para que solo aparezcan cuando accedes directamente a una aplicación, puede ayudar a reducir el uso impulsivo de la pantalla y darle un descanso a tu cerebro.

Centrarse en la vida real

Cuando la vida real es ocupada e interesante, el cerebro recibe dopamina de acciones reales, no de señales virtuales.

Encuentra un pasatiempo que te proporcione placer: deportes, creatividad, lectura, cocina. Pase tiempo con amigos fuera de línea y establezca objetivos específicos en la vida real que requieran atención y esfuerzo.

Todo esto crea un refuerzo positivo fuera de línea, lo que reduce la dependencia de una “dosis de alegría” virtual.

Analiza tu comportamiento

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El mindfulness es una herramienta clave contra la adicción.

Analiza patrones: ¿en qué momentos te sumerges con más frecuencia en tu feed? ¿Cómo te hace sentir esto? Utilice este análisis para romper cadenas automáticas.

La conciencia ayuda al cerebro a dejar de funcionar en piloto automático y comenzar a controlar el comportamiento.

Tómese microdescansos de la tecnología

Incluso los descansos breves reducen el estrés y restablecen la concentración.

Cada una o dos horas, tómate un descanso de al menos diez minutos sin tu teléfono, tableta o computadora. Utilice este tiempo para practicar respiración, caminar o simplemente descansar la vista. Con el tiempo, estos microdescansos se convertirán en un hábito natural y ayudarán al cerebro a “reiniciarse”.

Reprograma tus hábitos

Los psicólogos aconsejan utilizar el método de sustitución: en lugar de desplazarse automáticamente por el feed, elija una alternativa.

Si tienes ganas de consultar las redes sociales, bebe un poco de agua o haz cinco sentadillas. O reemplace el desplazamiento sin sentido con miniacciones útiles: leer un artículo, escribirle a un amigo, meditar.

De esta forma se cambian gradualmente las conexiones neuronales, fortaleciendo el control sobre el comportamiento.

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