Por qué es importante saber la diferencia entre tristeza y autocompasión

Por qué es importante saber la diferencia entre tristeza y autocompasión

Tanto la tristeza como la autocompasión pueden ser emociones difíciles, agotadoras y profundamente personales, pero son cosas diferentes.

Y comprender esta diferencia puede cambiar la forma en que te tratas a ti mismo y a los demás.

¿Dónde está la línea entre la tristeza y la autocompasión?

Por qué es importante saber la diferencia entre tristeza y autocompasión
La tristeza es uno de los sentimientos humanos más naturales y universales. Aparece cuando algo valioso sale de tu vida o se ve amenazado. Podría ser la pérdida de un ser querido, una ruptura, el fracaso de un proyecto importante o la decepción por algo. La tristeza te recuerda que amaste algo, valoraste algo, estabas apegado a algo y también te ayuda a aceptar los cambios, vivirlos y, en última instancia, seguir adelante.

La autocompasión funciona de manera diferente: se queda atrapado en pensamientos de que la vida es injusta contigo. En lugar de experimentar la emoción y dejarla ir, regresas una y otra vez a la pregunta: “¿Por qué me pasó esto a mí? ¿Por qué otros lo pasan mejor, pero yo sufro?”. Como resultado, te obsesionas con tus propias desgracias y esto te impide seguir adelante.

Por fuera, estos estados pueden parecer iguales: en ambos hay silencio, el deseo de estar solo. Pero la diferencia es que la tristeza te acerca a los demás, te hace más humano y abierto, mientras que la autocompasión, por el contrario, te aleja y te aleja de las personas.

A menudo confundimos estos dos estados porque desde pequeños nos enseñan a “guardar todo dentro” o, por el contrario, a ahogarnos en el sufrimiento, esperando que alguien venga a salvarnos.

Este desequilibrio dificulta notar dónde termina la sana experiencia de las emociones y comienza el círculo vicioso de la autocompasión. El límite real se vuelve visible sólo cuando comienzas a realizar un seguimiento consciente: simplemente estás triste o te cuentas de nuevo una historia sobre cómo la vida te ha ofendido.

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¿Qué es la tristeza saludable?

La tristeza no es el enemigo. Te hace darte cuenta de que realmente te importaba algo. Cuando estás triste es una señal: hay cosas y personas en tu vida que son importantes para ti.

La tristeza saludable actúa como una especie de pausa: te frena, te permite procesar lo sucedido y le da tiempo a tu cuerpo y a tu mente para reconstruirse. En este momento, puedes sentir una conexión más profunda con otras personas porque, al compartir tu vulnerabilidad, invitas a quienes están cerca de ti.

A veces, las simples lágrimas se convierten en una forma de “reiniciar” el cuerpo. Después de llorar, a menudo hay una sensación de ligereza, como si se hubiera aliviado parte de la pesadez. Esto está relacionado no sólo con la psicología, sino también con la fisiología: las lágrimas realmente ayudan al sistema nervioso a aliviar la tensión.

La tristeza saludable puede incluso fortalecer las relaciones. Cuando te permites ser real y no escondes tus emociones, los demás comienzan a confiar más en ti; esto crea la base para la intimidad, la comprensión y el apoyo.

Los peligros de la autocompasión

Por qué es importante saber la diferencia entre tristeza y autocompasión
La autocompasión es una historia completamente diferente. Es como arenas movedizas: cuanto más te revuelcas en ellas, más profundo te hundes. No hay ningún deseo de salida o comprensión: esto te mantiene en la posición de víctima y te impide cambiar.

Al principio, la autocompasión puede incluso parecer reconfortante: les cuentas a los demás lo difícil que es para ti y buscas apoyo, pero si dura demasiado, la gente empieza a cansarse de tus constantes quejas. Con el tiempo, empiezan a distanciarse porque no se sienten preparados para cambiar nada de ti. Como resultado, te sientes aún más solo y esto sólo aumenta el sufrimiento.

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También existe un peligro invisible: la autocompasión se apodera del cerebro. Cada vez que repites el mismo agravio o historia de injusticia, se forman conexiones duraderas en el cerebro. Cuanto más repites estos pensamientos, más fuertes se vuelven y cada vez resulta más difícil salir de este círculo vicioso.

Cómo afectan la tristeza y la autocompasión al cuerpo

Estas dos condiciones afectan al cuerpo de manera diferente. La tristeza saludable ayuda a que el sistema nervioso se recupere. Cuando te permites vivirlo honestamente, tu nivel de estrés disminuye, tu presión arterial vuelve a la normalidad y tu sueño mejora. Llorar libera endorfinas y oxitocina, hormonas que te ayudan a sentirte tranquilo y aliviado.

La autocompasión tiene el efecto contrario: mantiene el cuerpo en un estado de tensión crónica. Los niveles de cortisol (la hormona del estrés) siguen siendo elevados, lo que debilita el sistema inmunológico, interfiere con el sueño normal e incluso perjudica la memoria. Por tanto, la autocompasión afecta no sólo a la psique, sino también a la salud física.

Cómo evitar caer en la autocompasión

A veces la tristeza puede convertirse en autocompasión si no vigilas tus pensamientos y acciones. Cuando nos quedamos atrapados en pensamientos sobre la injusticia o el fracaso, nuestras emociones comienzan a hundirnos y tenemos cada vez menos energía y motivación. Pero existen formas sencillas y viables que le ayudarán a mantenerse en una zona emocional saludable, evitando que una persona convierta la tristeza en autodesprecio y se quede estancada en el papel de víctima.

Centrarse en pequeñas victorias

Por qué es importante saber la diferencia entre tristeza y autocompasión
Cada día marca al menos una cosa que hiciste, incluso la más sencilla: lavar los platos, contestar un mensaje, hacer ejercicio o terminar un pequeño proyecto de trabajo.

Los pequeños pasos le devuelven una sensación de control y confianza, le muestran que su vida sigue avanzando y le ayudan a sentirse satisfecho con lo que ha logrado, incluso si las grandes metas todavía parecen fuera de su alcance.

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Muévete regularmente

La actividad física reduce el estrés y mejora el estado de ánimo, ya que el cuerpo comienza a producir endorfinas, las hormonas de la alegría. Esto podría ser una caminata regular al aire libre, un trote ligero o hacer ejercicio en casa. Es importante que el cuerpo se mueva con regularidad: incluso diez o quince minutos de estiramiento o caminata pueden mejorar significativamente su estado emocional y aliviar la tensión que se acumula en la cabeza.

Comunicarse con sus seres queridos

Por qué es importante saber la diferencia entre tristeza y autocompasión
No se aísle: hable con un amigo, colega o familiar sobre cómo se siente, o simplemente pase tiempo con otra persona. Incluso una conversación breve puede ayudar a aliviar el estrés emocional, sentirse apoyado y recordar que no está solo. Muy a menudo, son contactos humanos tan simples los que ayudan a cambiar los pensamientos de la autocrítica a algo más constructivo.

Estructura tus pensamientos

Lleve un diario o simplemente escriba pensamientos y sentimientos importantes. Cuando las emociones se plasman en papel, resulta más fácil ver la situación objetivamente, comprender sus sentimientos reales y separarlos de las habituales historias repetidas sobre “por qué me sucede esto a mí”. Esto ayuda a aliviar la tensión interna y evita que caigas en la autocompasión.

Haz un plan de acción

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Haga un pequeño plan para el día o la semana: qué pasos específicos se deben tomar para seguir adelante. Incluso cosas simples como limpiar, preparar documentos o llamar a alguien a quien desea agradecer durante mucho tiempo le dan una sensación de control sobre la situación.

Cuando hay un objetivo claro y una secuencia de acciones, el cerebro pasa de la autoflagelación interna a pasos reales que realmente cambian tu vida.

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