14 señales de que tu cuerpo no puede soportar el estrés mental

14 señales de que tu cuerpo no puede soportar el estrés mental

El trabajo intelectual parece seguro: te sientas frente a la computadora, lees, analizas, resuelves problemas.

Pero cuando la carga mental excede tus recursos, el cuerpo comienza a enviar señales de socorro.

Y si se ignoran, las consecuencias pueden ser graves, desde una disminución del rendimiento hasta problemas de salud. Aquí hay diez señales que muestran que su cuerpo no puede hacer frente al estrés mental.

1. Sentirse cansado constantemente

14 señales de que tu cuerpo no puede soportar el estrés mental

Incluso si duermes ocho horas y la mañana todavía te recibe con una sensación de debilidad y parece que la noche fue en vano, no ignores el problema.

La razón es que su cerebro continúa funcionando incluso mientras duerme: revisa problemas no resueltos, regresa a situaciones estresantes y trata de encontrar salidas a los problemas. Y cuanto mayor fue la carga mental durante el día, más probable es que por la noche el cerebro trabaje mucho más, razón por la cual el cuerpo no “pasará” a la fase de recuperación profunda.

Con el tiempo, esta condición puede volverse crónica y definitivamente puedes olvidarte de estar alegre por la mañana.

2. Problemas de concentración

Asumes un texto o una tarea y te das cuenta de que no puedes guardar nada en la cabeza. Lees el mismo párrafo varias veces, escuchas a tu colega y la mitad de sus palabras pasan de largo. Todo te distrae: un mensaje en tu teléfono, pasos en el pasillo, incluso tus propios pensamientos sobre la “necesidad de concentrarte”.

Pero cuanto más intentas captar tu atención, más se te escapa. Un cerebro sobrecargado funciona en modo “distraído”: simplemente no tiene suficiente energía para concentrarse en una cosa.

3. Dolores de cabeza frecuentes

Estos dolores se diferencian de las migrañas agudas: son sordos, apremiantes por naturaleza y, con mayor frecuencia, se intensifican hacia el final del día.

Aparecen debido a una combinación de tensión constante en los músculos del cuello y actividad excesiva del sistema nervioso. El cuerpo da una señal de que está al límite: la sangre circula peor, los músculos tienen espasmos, el cerebro necesita descanso, pero continúas cargándolo.

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Como resultado, el dolor se convierte en un compañero habitual y las pastillas sólo ayudan por un corto tiempo.

4. Trastornos del sueño

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Te acuestas en la cama, pero en lugar de relajarte, los pensamientos comienzan a dar vueltas en tu cabeza de manera aún más activa. Recuerdas cosas que hacer, diálogos, haces planes, e incluso si logras conciliar el sueño, tu sueño se vuelve superficial y perturbador.

Tal vez incluso te despiertes en medio de la noche y permanezcas despierto durante horas. La mañana siguiente a ese “descanso” no trae alegría y te encuentras en un círculo vicioso: cuanto más cansado estás, peor te duermes, y cuanto peor duermes, más cansado estás.

5. Irritabilidad y cambios de humor

Usted mismo nota que se ha vuelto más agudo y de mal genio. Cualquier pequeña cosa provoca irritación, insatisfacción y ganas de ser grosero. Y a veces, por el contrario, aparece una melancolía y una devastación sin causa, cuando ni siquiera tienes fuerzas para estar enojado.

Esto no es un “mal carácter”, sino un mal funcionamiento del sistema nervioso. Cuando el cerebro está sobrecargado, ya no puede hacer frente a la regulación de las emociones y el estado de ánimo se vuelve inestable: los saltos bruscos de la agresión a la apatía son una señal directa de que casi no quedan recursos mentales.

6. Olvido

Entras en una habitación y olvidas por qué viniste allí, pierdes cosas que tenías en tus manos o no puedes recordar información simple, aunque estás seguro de saberla.

Esto no es edad ni distracción, sino el resultado de una sobrecarga: el cerebro se ve obligado a filtrar y descartar algunos de los datos porque no puede hacer frente a su volumen.

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7. Trastornos alimentarios

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El cuerpo reacciona a la sobrecarga de diferentes maneras. Algunas personas pierden completamente el apetito: la comida les parece superflua e innecesaria, y la persona come de alguna manera, de forma automática. Para otros, ocurre lo contrario: el cerebro necesita calorías rápidas, por lo que la mano busca dulces, café y comida rápida.

Se trata de un intento de reponer energía rápidamente mediante carbohidratos simples y estimulantes, pero su efecto es de corta duración y la sobrecarga solo se intensifica.

8. Pérdida de motivación

Las cosas que solían traerte alegría parecen sin sentido o demasiado difíciles cuando estás mentalmente sobrecargado. Las tareas laborales pesan mucho sobre tus hombros, e incluso lo que antes te inspiraba ahora sólo te causa fatiga.

Dejas todo para más tarde, te metes en series de televisión, redes sociales o juegos, sólo para no tener que lidiar con las cosas. Esto no es pereza, sino una señal del cuerpo de que sus recursos se han agotado y es hora de descansar.

9. Sensaciones desagradables en el cuerpo.

Cuando el cerebro está sobrecargado, el cuerpo es el primero en sufrir. La presión arterial aumenta, los latidos del corazón se aceleran, aparecen dolores abdominales o calambres extraños y las palmas de las manos sudan incluso sin esfuerzo.

Todas estas son manifestaciones del modo de ansiedad constante en el que vive el cuerpo: el sistema nervioso parece estar constantemente preparándose para reaccionar ante un peligro potencial, por lo que el cuerpo reacciona en consecuencia.

10. Mayor sensibilidad al ruido y la luz.

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Lo que antes parecía un fondo se vuelve literalmente molesto: el clic del teclado, las voces apagadas, el ruido del televisor en la habitación de al lado, todo esto te pone de los nervios.

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La luz de una lámpara o de una pantalla parece demasiado brillante, los ojos empiezan a doler, y todo porque el cerebro pierde la capacidad de filtrar los estímulos y cualquier impacto se percibe de forma demasiado aguda.

11. Bostezos frecuentes sin fatiga

Es posible que bosteces docenas de veces al día (incluso si no tienes sueño): es la forma que tiene el cerebro de enfriarse y oxigenar la sangre cuando está sobrecargado.

Los bostezos frecuentes son una especie de red de seguridad y una señal de que su sistema nervioso tiene dificultades para soportar la carga.

12. Fallos en la termorregulación

Estás sentado en una habitación cálida y tiritas o, por el contrario, en el frío empiezas a sentir calor.

Esto no es un resfriado ni fluctuaciones en la temperatura del aire; es un mal funcionamiento del cerebro, que controla el equilibrio interno del cuerpo. Cuando está sobrecargado, el cuerpo deja de responder adecuadamente a las condiciones habituales.

13. Contracciones musculares y calambres

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El sistema nervioso está estrechamente relacionado con los músculos, por lo tanto, cuando los recursos se agotan, las señales al cuerpo se vuelven “irregulares”: el párpado comienza a temblar, los dedos tiemblan y por la noche las pantorrillas se contraen.

Estos movimientos involuntarios son un indicador de que el sistema nervioso está agotado e inestable.

14. Percepción distorsionada del tiempo.

En un estado de sobrecarga, el cerebro pierde precisión en su sentido del tiempo. A veces un minuto se prolonga como una eternidad: miras el reloj y no crees que han pasado sólo unos minutos, y a veces media hora pasa volando instantáneamente, aunque parecía que sólo habían pasado un par de minutos.

Esta distorsión de la percepción es el resultado del hecho de que los procesos cognitivos trabajan intensamente y no pueden registrar el tiempo con claridad.

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